El pais
SUSCRÍBETE

El Valle también es Colombia

"...Dos años largos han pasado desde que las Farc atentaron contra el Palacio Pedro Elías Serrano, y su ruinosa situación sigue siendo la misma. Y mientras los jueces deben acomodarse de cualquier manera, las autoridades nacionales evaden el compromiso que adquirieron de reconstruirlo en los seis meses siguientes a la explosión...". terrorista.

7 de abril de 2011 Por:

"...Dos años largos han pasado desde que las Farc atentaron contra el Palacio Pedro Elías Serrano, y su ruinosa situación sigue siendo la misma. Y mientras los jueces deben acomodarse de cualquier manera, las autoridades nacionales evaden el compromiso que adquirieron de reconstruirlo en los seis meses siguientes a la explosión...". terrorista.

Muy oportunos son los pronunciamientos del Bloque de Congresistas vallecaucanos con respecto al trato que nuestra región recibe del Estado Central. El Valle debe hacer sentir su voz en el concierto nacional para que sean atendidas sus necesidades, resueltos sus problemas y garantizadas las oportunidades de desarrollo que demanda la región.Sucede que nuestro Departamento ha tenido fama de riqueza y autosuficiencia. Pero ese halago ha tenido otra cara: además de generar la apatía del Gobierno Nacional cuando se trata de atender sus requerimientos, esa fama lo ha convertido en imán que atrae a los pobladores del suroccidente colombiano que necesitan el amparo y las oportunidades que les ha negado la desidia del centralismo en su obligación de garantizar desarrollo a través de un tratamiento por lo menos equilibrado de la provincia colombiana.Producto de ello es la hipertrofia que padecen Cali y muchos de los municipios vallecaucanos, con las secuelas de desorden y confrontación que acarrea. En ellos es notorio que la migración desordenada de personas que huyen de la pobreza, de la falta de oportunidades y de la violencia, han encontrado refugio en la hospitalidad de los vallecaucanos. Pero a cambio, y como bien dicen los congresistas, la Nación parece darles la espalda y los problemas crecen al vaivén de promesas incumplidas y de compromisos que se dilatan sin tener en cuenta las necesidades de los ciudadanos.La Justicia es el gran ejemplo. Dos años largos han pasado desde que las Farc atentaron contra el Palacio Pedro Elías Serrano, y su ruinosa situación sigue siendo la misma. Y mientras los jueces deben acomodarse de cualquier manera, las autoridades nacionales evaden el compromiso que adquirieron de reconstruirlo en los seis meses siguientes a la explosión terrorista. Hoy, ese Palacio es un monumento a la desidia mientras la falta de decisiones tan importantes para la Justicia como nombrar 45 fiscales, contribuyen a la impunidad que azota a los caleños.Y qué decir de proyectos como el dragado del canal de acceso al puerto de Buenaventura, hoy sin financiación a pesar de las promesas. O de las obras públicas que, además de crear empleo en una de las zonas con mayores índices de pobreza del país, son motores de desarrollo, ‘locomotoras’ que mejoran la competitividad de Colombia y ayudan a construir una sociedad más igualitaria. Iniciativas como las vías para conectar al oriente con el occidente del país aguardan decisiones, mientras en la capital de la República sólo se habla de la vía Bogotá-Buenaventura, víctima del atraso y la improvisación que tanto le ha costado al erario.Hace pocos días se conoció un informe según el cual el Suroccidente es la región donde más casos de violencia se presentaron en Colombia durante el 2010. Es la consecuencia de la forma en que aquí se han concentrado los factores que la producen, mientras el Estado se queda corto en la atención de sus necesidades. No hay que hacer un gran esfuerzo para entender que la situación de Cali y el Valle seguirá deteriorándose si continúa esa mirada distante del Gobierno Central que denunciaron los congresistas.

AHORA EN Editorial