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El vaivén de Egipto

"Pareciera que la luna de miel entre pueblo y Ejército, clave en la salida de Mubarak del poder, ha llegado a su fin. Los jóvenes egipcios han comenzado a darse cuenta de que la salida del tirano no resolvió lo esencial, pues el gobierno quedó en manos de comandantes militares que fueron designados por Mubarak en sus cargos y lo apoyaron sin reservas durante los largos años de dictadura".

25 de noviembre de 2011 Por:

"Pareciera que la luna de miel entre pueblo y Ejército, clave en la salida de Mubarak del poder, ha llegado a su fin. Los jóvenes egipcios han comenzado a darse cuenta de que la salida del tirano no resolvió lo esencial, pues el gobierno quedó en manos de comandantes militares que fueron designados por Mubarak en sus cargos y lo apoyaron sin reservas durante los largos años de dictadura".

Desde el viernes de la semana pasada, los manifestantes volvieron a protestar en la célebre plaza Tahrir en El Cairo donde se fraguó la caída del régimen de Hosni Mubarak. Y allí fueron fuertemente reprimidos por las autoridades militares que mantienen el control del gobierno.Pareciera que la luna de miel entre pueblo y Ejército, clave en la salida de Mubarak del poder, ha llegado a su fin. Los jóvenes egipcios han comenzado a darse cuenta de que la salida del tirano no resolvió lo esencial, pues el gobierno quedó en manos de comandantes militares que fueron designados por Mubarak en sus cargos y lo apoyaron sin reservas durante los largos años de dictadura. Por ejemplo, el jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el mariscal Mohamed Hussein Tantawi, fue su ministro de Defensa durante dos décadas.Los manifestantes piden que se acelere el proceso democrático para elegir Parlamento y nuevo Presidente, pues sospechan que los militares ansían mantenerse en el poder, introduciendo reformas constitucionales que limiten la autoridad de cualquier gobierno civil sobre ellos. Aunque los miembros del Scaf nieguen esas acusaciones y afirmen que la “mayoría silenciosa” de los egipcios los apoya, la verdad es que la protesta y las concentraciones en la histórica plaza Tahrir han aumentado en la misma proporción en que la represión arrecia.Digamos que por ahora la ‘revolución’ sólo significó el cambio hacia otra variedad de dictadura. Nada extraño en Egipto, un país que jamás ha contado con vida y gobierno democráticos. Y que en el pasado reciente, desde el derrocamiento de la monarquía en 1952, ha visto pasar en sucesión a cuatro gobiernos militares.En este proceso autoritario el Ejército ha alcanzado una situación de privilegio, al manejar los negocios del país y suministrar de sus filas a gobernadores provinciales y principales cargos públicos. Todo lo cual se perdería al entregar el poder a los civiles. Los manifestantes dudan que los militares hagan esta concesión sin lucha.Pero las cosas tampoco están claras desde el lado de los que protestan. Si bien no se duda de la sinceridad de los jóvenes universitarios que consideran la democracia como el objetivo de la ‘revolución’, lo cierto es que esta forma de Estado es exótica en suelo egipcio por la total inexperiencia al respecto y la fortaleza de las corrientes islamistas entre los manifestantes.Pocos dudan de que la Hermandad Musulmana alcance la mayoría de los votos en las elecciones previstas en noviembre para elegir la Cámara Baja, y que desde allí pueda impulsar, a favor de sus intereses, el proceso de 'democratización' acordado. Que será más bien un proceso de teocratización, pues esta organización no ha renunciado a considerar la sharia, o ley islámica, como fundamento de la administración del Estado.Así las cosas, y aunque los militares juren que entregarán el poder, la lucha contra la dictadura puede dar paso a la entronización de otra forma de autoritarismo, aún más opresivo. Por lo cual la democracia en Egipto requerirá de batallas prolongadas y solidaridad internacional.

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