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El terrorismo regresa

"¿Qué sentido tiene destruir la vida de niños, deportistas y personas del común que disfrutan de un evento? ¿Qué ganan los terroristas con un crimen como este, en el cual sus víctimas son sorprendidas en estado de indefensión total? ¿Acaso con ello se ha logrado algún triunfo distinto a demostrar la estupidez del terrorismo indiscriminado que obliga a retaliaciones y genera discriminaciones?"

16 de abril de 2013 Por:

"¿Qué sentido tiene destruir la vida de niños, deportistas y personas del común que disfrutan de un evento? ¿Qué ganan los terroristas con un crimen como este, en el cual sus víctimas son sorprendidas en estado de indefensión total? ¿Acaso con ello se ha logrado algún triunfo distinto a demostrar la estupidez del terrorismo indiscriminado que obliga a retaliaciones y genera discriminaciones?"

Dos muertos entre ellos un niño de 8 años y más de 100 heridos, algunos en condición crítica, es el balance provisional del ataque terrorista en Boston, Estados Unidos. Por supuesto, se trata del regreso del terrorismo indiscriminado que pretende intimidar a la nación norteamericana y obliga a su gobierno a responder el desafío. La ocasión no podía ser más propicia: Boston es la ciudad símbolo de la libertad en los Estados Unidos. El 15 de abril es el día de los patriotas, con el cual se conmemora la batalla que dio inicio a la revolución que terminó con la independencia de ese país. Y la competencia que convoca a casi 30.000 atletas de todo el mundo es una de las cinco maratones más concurridas y más importantes del planeta. Lo que significaba también la obligación de tomar medidas de seguridad adecuadas para tratar de impedir un evento parecido al ocurrido el 1 de septiembre de 2001, cuando el terror de Al Qaeda causó miles de muertos y heridos con el ataque demencial a múltiples objetivos en la costa este del gigante norteamericano. Tales elementos fueron sin duda considerados por los terroristas de ayer. A las dos y cincuenta de la tarde, dos bombas explotaron con diferencia de segundos en el trayecto final de la maratón, cuando faltaban por llegar 4.000 de los participantes y la multitud se agolpaba en la línea de meta. Dos artefactos más fueron desactivados y uno más habría explotado en la biblioteca John F. Kennedy, aunque las autoridades aún no lo han relacionado con los otros casos. Así, una de las ciudades más simbólicas de los Estados Unidos es escenario de la insania que asesina sin consideración ninguna. Como ocurre siempre en estos episodios, no faltaron ayer las escenas dramáticas donde la gente corre entre confundida y aterrorizada mientras las autoridades tratan de poner orden y de proporcionar la asistencia humanitaria del caso. De eso tenemos una larga experiencia los colombianos. Luego aparecen los gobernantes, en este caso el presidente Barack Obama, anunciando que los hechos serán esclarecidos y los criminales serán atrapados y castigados. Lo que no parece difícil en el caso de los autores materiales, que debieron ser registrados por los múltiples sistemas de vigilancia que, tras los eventos de septiembre de 2001, fueron desarrollados en la primera potencia militar, económica y tecnológica de planeta. Pero a toda la humanidad le quedan las preguntas de siempre: ¿Por qué se producen ataques como estos? ¿Qué sentido tiene destruir la vida de niños, deportistas y personas del común que disfrutan de un evento? ¿Qué ganan los terroristas con un crimen como este, en el cual sus víctimas son sorprendidas en estado de indefensión total? ¿Acaso con ello se ha logrado algún triunfo distinto a demostrar la estupidez del terrorismo indiscriminado que obliga a retaliaciones y genera discriminaciones?Se espera entonces que el gobierno de los Estados Unidos dedique todo su esfuerzo en perseguir a los autores del atentado. Y no quedan dudas sobre el regreso de medidas de seguridad enérgicas, en las cuales los viajeros sientan el rigor generado por el temor que hace mella en la confianza de la nación norteamericana. Es el regreso del terrorismo cruel e inhumano que desafía a la humanidad con su capacidad de producir horror y tragedia.

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