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El Secretario de la OEA

Así, la OEA empezó a perder relevancia, afectada también por el poco interés que en los últimos 20 años han demostrado los Estados Unidos por sus vecinos. Aunque de forma existen sus instituciones, éstas han caído en el olvido y los escenarios son distintos.

19 de marzo de 2015 Por:

Así, la OEA empezó a perder relevancia, afectada también por el poco interés que en los últimos 20 años han demostrado los Estados Unidos por sus vecinos. Aunque de forma existen sus instituciones, éstas han caído en el olvido y los escenarios son distintos.

Mientras la tensión entre los Estados Unidos y Venezuela sube a diario, y aumentan los temores sobre la dictadura que crece a pasos agigantados en el país vecino, la Organización de Estados Americanos elige su Secretario General en medio de la crisis. La votación secreta de 33 miembros a favor del excanciller uruguayo Luis Almario así lo demuestra. Se cumple así un ritual que se repite cada cinco años desde la fundación de la OEA, en 1948. Sin embargo, y a juzgar por la mora en el pago de sus aportes de muchos de los países miembros, no puede decirse que la ceremonia despierte el mismo interés que generaba antes. Incluso, para los medios de comunicación ha dejado de ser interesante, y más bien se presta para las especulaciones sobre cuánto tiempo más durará un organismo que se hunde en la intrascendencia.Y no debería ser así. Si se mira su historia, la OEA fue en su momento un ejemplo de colaboración armónica entre los países del continente americano. Incluso la ruptura con Cuba en 1961 no produjo la división que muchos esperaban, porque la Organización siguió siendo el vehículo que servía de punto de encuentro de Canadá y los Estados Unidos con el resto de esa América unida que soñó Simón Bolívar. Hasta la firma de la Carta Democrática Interamericana en Lima, el 11 de septiembre de 2001, todo daba a entender que el compromiso era aceptar un camino único para defender las libertades y los derechos en el continente. Muy pronto, la llegada del régimen chavista en Venezuela mostró las fisuras del sistema. Y empezó a transformar el diálogo regional, creando organizaciones nuevas, financiadas por el petróleo venezolano, para producir una confrontación contra lo que llama el Imperio. Además, América del Sur empezó a expresar la necesidad de tener una vocería propia que sirviera de escenario para debatir sus propios problemas. Así nació Unasur, que también ha sufrido la influencia del Socialismo Siglo XXI, empeñado más en la confrontación ideológica que en la cooperación regional.Así, la OEA empezó a perder relevancia, afectada también por el poco interés que en los últimos 20 años han demostrado los Estados Unidos por sus vecinos. Aunque de forma existen sus instituciones, éstas han caído en el olvido y los escenarios son distintos. Ni siquiera se ha podido formalizar el regreso de Cuba a su seno, a pesar de que el poderoso país del norte adelanta gestiones para reanudar sus relaciones diplomáticas con la nación caribeña. De hecho, el encuentro de presidentes de las Américas que se celebra cada dos años superó en importancia y resultados al funcionamiento permanente de la organización panamericana. Ayer se eligió a Almario para reemplazar al anterior Secretario, José Miguel Insulza, de gestión opaca. La renovación se produjo en una votación que no alcanzó a ser unánime, lo que da idea de las inquietudes que genera el excanciller del presidente Pepe Mujica. A él le corresponderá, de ser posible, devolverle a la OEA el carácter de ser el escenario de diálogo de América, como lo estipuló su fundación hace 67 años.

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