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El relevo en la Fedecafé

Y ahora le corresponde a Roberto Vélez tomar el testigo, después de un proceso de selección que culminó con el voto unánime de los quince comités que integran la Federación.

14 de agosto de 2015 Por:

Y ahora le corresponde a Roberto Vélez tomar el testigo, después de un proceso de selección que culminó con el voto unánime de los quince comités que integran la Federación.

El pasado miércoles fue elegido el nuevo gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, el gremio que desde 1927 ha reunido a los productores del grano, siendo fundamental para el desarrollo social y la paz de la Nación. Más que un ritual, la designación del onceavo administrador de la entidad es vital para enfrentar los peligros y los retos de una actividad que ha demostrado su importancia para la estabilidad de Colombia.A pesar de los buenos resultados en materia de productividad y de recuperación del cultivo que logró Luis Genaro Muñoz, también debe reconocerse que en su período se llegó a divisiones peligrosas para la Federación y, por consiguiente, para sus 563.000 afiliados. Ese hecho también puso en peligro la continuidad de una idea que durante ocho décadas ha simbolizado la solidaridad de los cafeteros, abriendo el espacio para propuestas que, si bien parecen destinadas a mejorar la actividad, son un riesgo para la gestión que ha sido respaldada por los gobiernos nacionales. Así se produce el relevo. Y ahora le corresponde a Roberto Vélez tomar el testigo, después de un proceso de selección que culminó con el voto unánime de los quince comités que integran la Federación. Su experiencia de 25 años dentro de la organización y su bagaje internacional lo califican para desempeñar la labor que le espera. Su primer desafío y el más grande es mantener la unión de los cafeteros. Los hechos han demostrado dificultades, porque el mapa de cultivo ha cambiado y hay departamentos como el Huila, hoy el primer productor, que reclaman una representación proporcional en el organismo. Y porque existen movimientos que, como las dignidades cafeteras, tratan de representar a los pequeños productores, aunque no pueden esconder la influencia que experimentan desde distintas tendencias políticas.Para ello, Vélez ha propuesto lo que es un deber: acudir al cafetero para reconstruir lo que él llama el tejido de la Federación. Lo cual implica también volver al modelo federativo que durante décadas sirvió para mantener el espíritu cooperativo, el cual fue cambiado por uno en el cual pesa mucho la influencia de factores ajenos a los del gremio. Y llamar al diálogo a quienes en los últimos tiempos expresan inconformidades que merecen atención. El otro reto, abordado ya por el nuevo gerente, es la necesidad de recuperar en lo posible la rentabilidad que ha hecho del grano un buen negocio para los caficultores. Al fin de cuentas, ese es el propósito para el que se fundó la Federación. Y detrás de eso llegó el Gobierno con su respaldo, entendiendo la importancia del producto para la estabilidad y el progreso de la Nación. Que se hagan las reformas que sean necesarias, muchas de ellas aceptadas por los propios cafeteros, no significa que se permita desmantelar un modelo de desarrollo económico y social de innegable trascendencia para formar y mantener la identidad y el tejido social del país. Ese es el otro gran reto que deberá enfrentar quien hoy representa la continuidad de un esfuerzo que durante 88 años ha tenido el respaldo de los colombianos.

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