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¿El principio del fin?

"...sigue siendo imperioso buscar la manera de llegar a un acuerdo político que detenga el inútil derramamiento de sangre, sin que ello signifique ceder terreno en asuntos irrenunciables como la libertad sin condiciones de todos los secuestrados y el fin del terror y la violencia".

28 de diciembre de 2011 Por:

"...sigue siendo imperioso buscar la manera de llegar a un acuerdo político que detenga el inútil derramamiento de sangre, sin que ello signifique ceder terreno en asuntos irrenunciables como la libertad sin condiciones de todos los secuestrados y el fin del terror y la violencia".

Como es su costumbre, las Farc aprovecharon diciembre para anunciar la liberación de un puñado de sus policías y soldados secuestrados. Con ello, y con la entrega de una parte del Ejército Revolucionario Popular Anticomunista de Colombia, Erpac, se cierra un año en el cual el Estado logró importantes avances contra la violencia. Poco antes del anuncio acostumbrado por la guerrilla más antigua del mundo, el comandante de su sexto frente y uno de los últimos sobrevivientes de su fundación en Marquetalia, el ‘Sargento Pascuas’, se pronunció por primera vez de manera pública. En un mensaje al presidente Juan Manuel Santos que más parecía una admonición a alias Timochenko, dijo que ya era hora de un acuerdo de paz. Además de significativo por provenir de uno de los símbolos de las Farc, ese mensaje puede representar una ruptura interna del grupo que más daño le ha causado a Colombia en toda su historia. Que estaría ocasionada por la innegable pérdida de rumbo que muestra esa guerrilla al persistir en conductas que se acercan más al crimen común que al idealismo de un movimiento con intenciones políticas, y por la sucesión de golpes propinados por la Fuerza Pública contra sus estructuras y contra sus más notorios cabecillas, el ‘Mono Jojoy’ y ‘Alfonso Cano’.En el otro extremo de la misma violencia uno de los grupos más aterradores por su capacidad de sembrar el terror empezaba a deshacerse tras la muerte de su principal cabecilla. Son las Erpac que mandaba ‘Cuchillo’, de las cuales se desmovilizaron en forma apresurada 269 de sus integrantes. Banda criminal, a pesar de un nombre con el cual se le quiso imprimir un mentiroso tinte político, que azotó con saña los Llanos Orientales y explotó el narcotráfico hasta que las autoridades empezaron a derrotarla al dar de baja a su inspirador y jefe. Es necesario anotar que esa desmovilización resultó ser un improvisado y caótico acto que sorprendió al Estado, como lo demuestra el hecho de que en un principio la Fiscalía sólo pudo presentar cargos contra 21 de los desmovilizados. No obstante que ya pudo dictarse auto de detención contra los 248 restantes, llama la atención el que las autoridades no hayan estado preparadas para lo que se iba a producir, denotando con ello una falta de coordinación para atender como corresponde lo que sucedió. Volviendo a las Farc, cabe anotar que si bien se están presentando hechos que hablan de su desmoronamiento, aún parece remota la posibilidad de declarar su derrota. Y por el contrario, sigue siendo imperioso buscar la manera de llegar a un acuerdo político que detenga el inútil derramamiento de sangre, sin que ello signifique ceder terreno en asuntos irrenunciables como la libertad sin condiciones de todos los secuestrados y el fin del terror y la violencia. Así parece haber terminado el 2011 en asuntos de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales. Pueda ser que el próximo año llegue con la libertad de los policías y soldados secuestrados como símbolo de lo que debe ser el final de la violencia y el principio de una nueva era donde el respeto a la Ley sea la base de la reconciliación en Colombia.

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