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El Presidente de la unidad

21 de junio de 2010 Por:

El triunfo amplio e inobjetable de Juan Manuel Santos Calderón en el proceso para elegir el Presidente de Colombia para los próximos cuatro años, demuestra la confianza que supo despertar el candidato del Partido de la U entre quienes participaron en el certamen de ayer. Pero también implica un compromiso del nuevo Mandatario con las transformaciones que reclama la Nación para conseguir un país más equitativo, más justo y menos expuesto a la corrupción.Fue un debate electoral corto e intenso, en el cual se logró conocer las propuestas de los aspirantes. En él, el doctor Santos logró demostrar ante los electores sus innegables dotes de líder conocedor de las realidades nacionales. Y su propuesta de unión nacional fue un aporte importante para consolidar su triunfo y oportuno para evitar los amagos de polarización que podrían sacar la contienda electoral del clima en que se desarrolló. A ello contribuyó el tono respetuoso que usó su rival del Partido Verde, Antanas Mockus, a quien deben reconocérsele hoy sus virtudes como exponente de una forma alternativa de entender la política para ponerla al servicio de la gente y no del clientelismo y la politiquería.Pasado ya el fragor de la campaña, y como mandan las leyes, al ganador le corresponde empezar a desarrollar desde el próximo 7 de agosto los compromisos que asumió en su programa de gobierno, el primero de los cuales es ser el Presidente de la unidad nacional. Pero también está obligado a atender los mensajes implícitos en las expresiones recogidas por sus competidores. Atrás quedarán los mensajes que buscaban sumar adeptos y los pactos que permitían adhesiones partidistas. Por delante tiene el nuevo Presidente el deber de responder a los desafíos que tiene Colombia para resolver los problemas de su sociedad. Está en primer lugar el desafío de lograr un país que acabe con la inequidad, que derrote al desempleo y le ofrezca al ciudadano las oportunidades que no puede conseguir. Un país que encuentre la manera de generar empleo, transformando en mejor calidad de vida el crecimiento económico que le generan sus riquezas y el empuje de la empresa privada. Un Estado cuyas ramas del poder sean capaces de trabajar en forma armónica, como manda la Constitución, y que se comprometa en derrotar la violencia, la impunidad y la corrupción. Que sea ordenado en el gasto, que combata las inequidades y resuelva crisis tan graves como la de la salud. Y deberá procurar que las relaciones con Venezuela y Ecuador se encaucen hacia el beneficio de los pueblos hermanos.Los más de nueve millones de votos que acompañaron al doctor Santos, cifra jamás alcanzada por candidato alguno en Colombia, son un enorme voto de confianza en sus capacidades, demostradas durante su dilatada carrera pública, como ministro de Comercio, y de Hacienda. Como su colaborador en el Ministerio de Defensa, donde se consiguieron grandes éxitos contra la violencia, él conoce el legado que deja el presidente Álvaro Uribe Vélez, a quien Colombia le agradecerá siempre el haber recuperado su tranquilidad, la confianza de los ciudadanos y del mundo, y el progreso que le negaba el terrorismo.

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