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El Papa y la política

"Desde cuando se convirtió en máximo jerarca de la Iglesia Católica, el argentino Jorge Bergoglio ha incursionado en asuntos de primera agenda de la política internacional, y no propiamente en calidad de observador. El ejemplo reciente es su impulso del acuerdo para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba".

20 de abril de 2015 Por:

"Desde cuando se convirtió en máximo jerarca de la Iglesia Católica, el argentino Jorge Bergoglio ha incursionado en asuntos de primera agenda de la política internacional, y no propiamente en calidad de observador. El ejemplo reciente es su impulso del acuerdo para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba".

Además de la expectativa natural por contar con la visita a su continente del primer pontífice latinoamericano de la historia, la gira que a partir del próximo 6 de julio emprenderá el papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay, despierta la posibilidad de que arroje resultados que irían más allá de lo pastoral.La hipótesis no es gratuita. Desde cuando se convirtió en máximo jerarca de la Iglesia Católica, el argentino Jorge Bergoglio ha incursionado en asuntos de primera agenda de la política internacional, y no propiamente en calidad de observador. El ejemplo reciente es su impulso del acuerdo para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. Ahora, en su gira por las naciones vecinas, Francisco tiene varios desafíos. El primero de ellos será en Ecuador, un país en el que los católicos suman el 68% de su población. El Papa, enemigo de cualquier forma de censura y sabedor de que la prensa juega un papel definitivo en la construcción de la libertad, se guardará poco frente a la mordaza que ha pretendido el presidente Rafael Correa contra los medios de comunicación que no le son obsecuentes. En los terrenos del poder, Francisco topará allí con dos mandatarios que, cada uno a su manera, encarnan una práctica que se ha hecho epidemia en la región: la ‘reeleccionitis’. El uno es el propio Correa. El otro, el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, quien al final de la presente década tendrá casi veinte años al mando de esa ciudad costera. Una pregunta flota en el ambiente: ¿Por qué, a escasos dos meses del viaje papal a Ecuador, Correa será recibido en audiencia privada por Francisco?Sobre el arribo del Papa a La Paz y a Santa Cruz, el asunto probable a tocar es la vieja lucha boliviana por una salida al mar. A comienzos del presente año, el presidente Evo Morales soltó una infidencia que el Vaticano no salió a rectificar. Según Evo, el Papa le pidió que lo ilustrara más sobre ese sueño. La molestia de Chile no se hizo esperar. Si Francisco se pronunciara al respecto en julio próximo, así su propuesta esté revestida de fórmula intermedia, los chilenos sentirían que Francisco está del otro lado de ese pulso. No se lo perdonarían. Aunque, ya se sabe, siempre y cuando sea necesario, el Papa no sabe ser correctamente político. No lo hizo en estos días cuando salió a llamar con nombre propio el genocidio de millón y medio de armenios por parte de Turquía a comienzos del siglo pasado; ni cuando se opuso a los bombardeos en Siria, en los que coincidía buena parte de Occidente; o en su sermón en Lampedusa, en el que condenó la apatía del mundo frente a millares de inmigrantes africanos ahogados a diario en procura de su sueño de pan y techo en la Europa que les cierra las puertas. Tampoco, en la mano dura que pidió contra los fundamentalistas que asesinan cristianos por el mero hecho de serlo, como pasó en Kenya.Todo indica que Francisco no pasará de puntillas este año por Suramérica, y eso le puede servir de espejo a la región, en especial a Colombia, donde vendrá en 2016 con un mensaje de paz.

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