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El nuevo escenario

La preocupación y la decepción llegan también en la voz de América Latina. Es cierto que por ser una región aún en vías de desarrollo su emisión de gases es inferior a la de las naciones industrializadas. Sin embargo, entiende que su compromiso es mayor porque el más grande patrimonio ambiental del mundo está en sus territorios. Aquí está el oxígeno que necesitará la humanidad a futuro, y conservarlo cuesta.

26 de noviembre de 2011 Por:

La preocupación y la decepción llegan también en la voz de América Latina. Es cierto que por ser una región aún en vías de desarrollo su emisión de gases es inferior a la de las naciones industrializadas. Sin embargo, entiende que su compromiso es mayor porque el más grande patrimonio ambiental del mundo está en sus territorios. Aquí está el oxígeno que necesitará la humanidad a futuro, y conservarlo cuesta.

Con los antecedentes del fracaso de Copenhague en el 2009 y con Cancún que pasó sin pena ni gloria en el 2010, comienza el próximo lunes la Cumbre de Durban sobre cambio climático. La responsabilidad de los representantes de las 190 naciones que asistirán no es de poca monta, toda vez que en el 2012 se le pondrá punto final al Protocolo de Kioto, el intento que desde 1997 ha hecho el mundo para concretar acciones que reduzcan la emisión de dióxido de carbono y se frenen el deterioro ambiental del planeta y el calentamiento global. Pocos creen que en la Cumbre de Sudáfrica se llegará a extender el tratado vinculante o crear uno nuevo. Los ánimos de muchos llegan caldeados, lo que hará más difícil la labor. Y si a ello se suma la crisis financiera que afecta a Europa y Estados Unidos, es posible que ni siquiera se ratifiquen acuerdos como el de recaudar US$100.000 millones anuales para la lucha contra el cambio climático.La Unión Europea fue la primera en manifestar su molestia y esceptisismo sobre los resultados que arrojará la Cumbre. Asegura que frente a sus esfuerzos por mantener una posición sólida y poner su empeño para cumplir con los objetivos trazados sobre reducción de gases contaminantes, que los ha llevado a bajar en un 20% sus emisiones de CO2, está la terquedad de naciones como Estados Unidos y China que en conjunto aportan el 42% de la contaminación del Planeta; y las de países como Rusia, Japón e India, que bajo múltiples excusas se negaron a ratificar el tratado de Kioto.La preocupación y la decepción llegan también en la voz de América Latina. Es cierto que por ser una región aún en vías de desarrollo su emisión de gases es inferior a la de las naciones industrializadas. Sin embargo, entiende que su compromiso es mayor porque el más grande patrimonio ambiental del mundo está en sus territorios. Aquí está el oxígeno que necesitará la humanidad a futuro, y conservarlo cuesta. Sin los aportes de la comunidad internacional en recursos y en acciones, será difícil lograrlo.¿Qué puede pasar a futuro si Durban resulta en un nuevo fracaso? Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, si continúa la tendencia de contaminación la temperatura habrá aumentado entre tres y seis grados centígrados antes de finalizar el presente siglo. El escenario de ese cambio climático traerá consecuencias como que puede desaparecer el 30% de las especies de La Tierra. También están los costos para la economía: si reducir las emisiones de efecto invernadero en un 70% antes del año 2050 puede costar el 5,5% del Producto Interno Bruto, de no hacerlo esa cifra subiría al 14%.Es por eso que se necesita de la voluntad política de los Estados, sobre todo de aquellos que se niegan a asumir el compromiso de apoyar la recuperación del medio ambiente. A partir del lunes, la comunidad internacional tendrá una nueva oportunidad de lograr consensos. Pero como dice Achim Steiner, director del Programa de la ONU para el Medioambiente, “lo que hay qué ver es si existen suficientes líderes en el planeta que se tomen este problema con la seriedad que merece”.

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