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El nuevo escenario

"El mensaje está claro: Colombia va a recortar su gasto público aplicando el principio de “preservar el equilibrio en las finanzas públicas que consolide los avances logrados en materia económica y social”, como dijo el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. Lo cual significa que luego de las bonanza de los últimos 10 años y por tiempo indefinido, los colombianos deberemos acostumbrarnos a la austeridad en el gasto público".

9 de septiembre de 2015 Por:

"El mensaje está claro: Colombia va a recortar su gasto público aplicando el principio de “preservar el equilibrio en las finanzas públicas que consolide los avances logrados en materia económica y social”, como dijo el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. Lo cual significa que luego de las bonanza de los últimos 10 años y por tiempo indefinido, los colombianos deberemos acostumbrarnos a la austeridad en el gasto público".

En medio de grandes críticas, las comisiones terceras del Congreso de la República aprobaron el Presupuesto de la Nación para el 2016. Más allá de si son o no acertadas las proyecciones matemáticas de los ingresos que recibirá el Estado, lo claro es que ese presupuesto está demostrando el cambio profundo que deberá aplicarse al Gasto Público y la necesidad de ser sinceros y cautelosos para evitar males mayores a la caída del ingreso.En efecto, de lo que se trata es de mantener la confianza en el manejo de la economía. La disminución del precio en las materias primas, en especial el petróleo y la minería generará una reducción de US$ 20 millones en la contribución de la industria petrolera, incluyendo las participaciones que entrega Ecopetrol y los impuestos que pagan los componentes del sector, desde las petroleras hasta las empresas que les suministran bienes y servicios. Esa caída será amortizada apenas en una mínima parte por la devaluación, lo cual impide hacer cálculos alegres. También será difícil pensar en un incremento en los recaudos por rubros distintos al petróleo, salvo que se inicie otra reforma tributaria. Y la devaluación tendrá un gran impacto en el gasto, puesto que el servicio de la deuda pública externa, es decir el pago de intereses y los abonos a capital, experimentará un incremento sensible, de más del 40% con respecto al 2015. Y así se hable de destinar recursos a promover los sectores productivos, como se aplicó en el pasado reciente para impedir paros, no es fácil encontrar fuentes para ello, salvo que se sacrifique aún más la inversión social en la cual está comprometido el Gobierno a través del plan de Desarrollo.Esa es la otra clave. Si bien se afirma que están asegurados los recursos para el plan de infraestructura como mecanismo para impulsar la economía, no está claro qué va a ocurrir con la inversión en temas sociales, o en el desarrollo de la agricultura como herramienta para superar la desigualdad y la pobreza en el campo. Más aún, si como el Gobierno espera, se logra un acuerdo para terminar el conflicto con las Farc. ¿Qué pasará con la financiación del llamado posconflicto? Ante esas inquietudes, el Ministro de Hacienda anunció la “austeridad inteligente”, para enfrentar el cambio en el escenario económico. Para ello empezó con un presupuesto de $215,9 billones, que se incrementa sólo en un 2,8% con respecto al 2015. En él se destacan recortes a casi todos los sectores, donde el agrícola es el más damnificado, además de los recursos para las regiones.El mensaje está claro: Colombia va a recortar su gasto público aplicando el principio de “preservar el equilibrio en las finanzas públicas que consolide los avances logrados en materia económica y social”, como dijo el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. Lo cual significa que luego de las bonanza de los últimos 10 años y por tiempo indefinido, los colombianos deberemos acostumbrarnos a la austeridad en el gasto público. Será la manera de evitar que se destruya la confianza en nuestro país y en la seriedad de su manejo económico.

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