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El nuevo Congreso

"Que cerca del 58% de los colombianos con derecho a elegir no hayan participado en el certamen donde se escoge el Congreso indica muchas cosas. Una de ellas es el desgaste enorme que la corporación, o mejor sus integrantes, han tenido frente a la Nación por sus malos resultados, por los escándalos frecuentes y por la falta de las decisiones que interpreten las necesidades del país y resuelvan sus grandes problemas".

10 de marzo de 2014 Por:

"Que cerca del 58% de los colombianos con derecho a elegir no hayan participado en el certamen donde se escoge el Congreso indica muchas cosas. Una de ellas es el desgaste enorme que la corporación, o mejor sus integrantes, han tenido frente a la Nación por sus malos resultados, por los escándalos frecuentes y por la falta de las decisiones que interpreten las necesidades del país y resuelvan sus grandes problemas".

Culminó la jornada electoral con un resultado que si bien demuestra la intención de los votantes de renovar el Legislativo, también indica la pérdida de credibilidad que ha experimentado, expresada en la enorme abstención. Para los elegidos, empezará la labor de recuperar la confianza en la Institución a la cual pertenecerán a partir del próximo 20 de julio, actuando como verdaderos representantes de la voluntad popular. En primer lugar es necesario hacer referencia a la abstención que se presentó en proporciones que demandan atención. Que cerca del 58% de los colombianos con derecho a elegir no hayan participado en el certamen donde se escoge el Congreso indica muchas cosas. Una de ellas es el desgaste enorme que la corporación, o mejor sus integrantes, han tenido frente a la Nación por sus malos resultados, por los escándalos frecuentes y por la falta de las decisiones que interpreten las necesidades del país y resuelvan sus grandes problemas. Otro aspecto preocupante es que más de 800.000 tarjetones aparezcan como no marcados, lo que demuestra la complejidad de un mecanismo que termina por impedir el derecho a elegir.Lo más notorio del resultado está en la irrupción del movimiento que acaudilla el expresidente Álvaro Uribe Vélez en la escena. Si bien el Partido de la U se perfila como el ganador, no es menos cierto que el Centro Democrático obtuvo un resultado que lo convierte en la principal fuerza de oposición, lo que se constituye en un fenómeno nuevo. De igual manera se debe reconocer el tercer lugar alcanzado por el Conservatismo, seguido por el Partido Liberal, Cambio Radical y dos de los tres representantes de la izquierda.Hay pues un cambio que tendrá repercusiones en la posibilidad de construir una mayoría en el Congreso que a su vez respalde las iniciativas provenientes del Gobierno. Por supuesto, ya no existirá la Unidad Nacional que mantuvo una alianza superior al 70% de los miembros del Senado, una holgada diferencia que ahora desaparece. En caso de la reelección del presidente Juan Manuel Santos, la conformación del nuevo Congreso implicará además la presencia de una oposición comandada por su antecesor.En cuanto al Valle del Cauca, lo más notorio es la pérdida de por lo menos cuatro de los once Senadores elegidos hace cuatro años, además de la cantidad de votos que de nuevo fueron depositados por aspirantes ajenos al departamento. Qué duda cabe ahora sobre lo extraño que significa para la representatividad la circunscripción nacional. Con ello se elevó de manera considerable el costo de las campañas, y se incentivó el uso de dinero para conseguir resultados. Por último, es necesario reconocer la tranquilidad que vivió Colombia durante la jornada electoral, así como el desempeño de la Registraduría Nacional del Estado Civil. En lo referente a la seguridad, la Fuerza Pública se merece el agradecimiento por lograr que las elecciones no fueran objeto de la amenaza de los grupos armados ilegales. Y en cuanto a la Registraduría, el haber entregado el 98% de los resultados seis horas después de cerradas las urnas le hacen merecedora del reconocimiento.

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