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El mundo que queremos

En ese mundo que esperan las generaciones futuras se reclama de manera generalizada que les permitan tomar parte más activa en las decisiones de sus gobiernos, que se les escuche y se tengan en cuenta sus propuestas.

14 de septiembre de 2013 Por:

En ese mundo que esperan las generaciones futuras se reclama de manera generalizada que les permitan tomar parte más activa en las decisiones de sus gobiernos, que se les escuche y se tengan en cuenta sus propuestas.

Cuando termine el año 2015 el mundo hará el balance sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ocho metas con las cuales se ha buscado mejorar la calidad de vida de la población mundial en un lapso de 15 años. Ahora la pregunta es hacia dónde se deberán apuntar los esfuerzos de la humanidad después de ese tiempo y cuál es el planeta en el que esperan vivir sobre todo las generaciones más jóvenes.En el último año 1,3 millones de personas de 198 países, en su mayoría menores de 30 años de edad, contestaron la encuesta, debatieron sus propuestas y ayudaron a generar el documento divulgado esta semana bajo el nombre de ‘Un millón de voces. El mundo que queremos’. En él se plantea que como complemento de los Objetivos del Milenio, en los cuales se trabajó sobre todo para reducir los niveles de pobreza, inequidad y desigualdad, en adelante los esfuerzos deben apuntar hacia la calidad. El mensaje va para quienes le dan mayor importancia al cuánto mientras miran de soslayo el cómo.Si bien se reconoce al Estado como el encargado de definir las políticas internas que brinden mayor bienestar y más oportunidades a sus habitantes, la conclusión general es que las acciones deben ser sobre todo globales, para sintonizarse con un planeta donde son cada vez más imperceptibles las fronteras y en el que hay cada vez más ‘ciudadanos del mundo’. Y que se miren las metas como un todo, porque si una no se cumple las demás se verán afectadas y no se logrará el bienestar común que se busca. El mensaje para gobernantes y líderes es a pensar y trabajar para conseguir el bien general de la humanidad, porque como en un castillo de naipes basta sólo una carta caída para que las otras se vengan abajo. En ese mundo que esperan las generaciones futuras se reclama de manera generalizada que les permitan tomar parte más activa en las decisiones de sus gobiernos, que se les escuche y se tengan en cuenta sus propuestas. Cumplidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, o en camino para conseguirlos, la gente reclama acciones concretas como mejorar la calidad de la educación, porque de nada sirve que todos los niños tengan acceso al sistema escolar si no se les da la mejor formación. O poco se gana llevando servicios públicos básicos a toda la población si el agua no es potable. Trabajar para que la humanidad actual y futura cuente con salud integral y empleos dignos; viva sin conflictos ni violencia, mientras se le brinda más seguridad, y disponga de sistemas de Justicia más eficientes es parte de la agenda de objetivos que se propone a partir del 2015. Todo ello bajo el respeto de los derechos humanos y de la igualdad. Con los Objetivos de Desarrollo del Milenio se ha demostrado que sí se puede marcar un camino común para beneficio de la humanidad, en el que los Estados estén de acuerdo y trabajen unidos para conseguirlo. Las necesidades y apremios de la población universal ahora son otros, en unas décadas deberán replantearse, pero el objetivo será siempre el mismo: lograr que este sea el mundo en el que la gente quiere y espera vivir.

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