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El Mundial y Colombia

Fue una hermosa gesta que llenó de esperanza a los colombianos. Y todo ello se completó con la reacción que se produjo. Como pocas veces en la historia, la unión fue la consigna a pesar de algunos episodios condenables. Todos estuvimos detrás de nuestra selección, incluida la sorprendente avanzada de camisetas amarillas que llenó los estadios donde los dirigidos con sabiduría por don José Pékerman salieron a representar el tricolor nacional. En cada partido, ellos pusieron el alma y sus compatriotas el corazón y el entusiasmo que llamaron la atención de propios y extraños.

15 de julio de 2014 Por:

Fue una hermosa gesta que llenó de esperanza a los colombianos. Y todo ello se completó con la reacción que se produjo. Como pocas veces en la historia, la unión fue la consigna a pesar de algunos episodios condenables. Todos estuvimos detrás de nuestra selección, incluida la sorprendente avanzada de camisetas amarillas que llenó los estadios donde los dirigidos con sabiduría por don José Pékerman salieron a representar el tricolor nacional. En cada partido, ellos pusieron el alma y sus compatriotas el corazón y el entusiasmo que llamaron la atención de propios y extraños.

Con un partido vibrante en que las selecciones de Argentina y Alemania dejaron sus restos, terminó el Mundial de Fútbol de Brasil. Además del primer triunfo de los europeos en América, la feliz participación de Colombia convirtió a la competencia en motivo de unión y alegría para nuestra Nación.Con base en sus resultados y estadísticas, el Mundial de Fútbol de Brasil ha sido catalogado por la crítica como el mejor de todos los realizados hasta ahora. Alemania es un gran campeón, reconocido por todos los seguidores del deporte con mayor número de aficionados en todo el planeta. Y Argentina fue un rival de gran categoría, que vendió cara su derrota en el último partido, uno de los mejores de la competencia que durante un mes capturó la atención de la humanidad. Así mismo, es necesario reconocer la espléndida acogida que el Brasil le dio a una competencia cada vez más exigente y en la cual su selección no estuvo a la altura, donde los turistas y participantes venidos de todos los rincones del orbe fueron acogidos con la calidez propia del pueblo brasilero.Para nuestro país, la cosecha fue abundante. Además de su extraordinario desempeño que le hizo merecedora de los reconocimientos en todo el mundo por su calidad y efectividad, nuestra Selección se ganó el quinto lugar del campeonato mundial. Y se alzó también con el premio al fair play, como reconocimiento a su limpieza y nobleza en la competencia. Además, sus jugadores, encabezados por un inmenso James Rodríguez que obtuvo el título como el goleador del torneo, fueron grandes revelaciones, demostrando que nuestro fútbol es ya una brillante realidad.Fue una hermosa gesta que llenó de esperanza a los colombianos. Y todo ello se completó con la reacción que se produjo. Como pocas veces en la historia, la unión fue la consigna a pesar de algunos episodios condenables. Todos estuvimos detrás de nuestra selección, incluida la sorprendente avanzada de camisetas amarillas que llenó los estadios donde los dirigidos con sabiduría por don José Pékerman salieron a representar el tricolor nacional. En cada partido, ellos pusieron el alma y sus compatriotas el corazón y el entusiasmo que llamaron la atención de propios y extraños.Pasado el Mundial, todos nos quedamos con las imágenes de quienes nos representaron y la vida debe volver a sus cauces normales. Fueron 30 días en los cuales el fútbol fue el gran protagonista, debido en gran parte al enorme progreso de las comunicaciones y al interés de los medios de comunicación que no escatimaron esfuerzos para lograr el cubrimiento exhaustivo de unas justas en las cuales se concentra el interés de la humanidad.Y para nosotros fue la confirmación del progreso que han logrado nuestros deportistas en todas las disciplinas. En la retina y en la memoria de nuestro país quedaron grabadas las imágenes de lo que fue sin duda un triunfo individual y colectivo. Un triunfo que nos debe llenar de satisfacción y debe motivar el compromiso para seguir progresando, unidos y con la mira puesta en esa Colombia pacífica y alegre a la que todos aspiramos.

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