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El Gobierno de España

"Luego de casi un año, España tiene un Gobierno no interino. La investidura de Mariano Rajoy indica ahora la necesidad de acordar cambios para enfrentar las nuevas realidades políticas".

31 de octubre de 2016 Por:

"Luego de casi un año, España tiene un Gobierno no interino. La investidura de Mariano Rajoy indica ahora la necesidad de acordar cambios para enfrentar las nuevas realidades políticas".

Luego de casi un año, España tiene un Gobierno no interino. La investidura de Mariano Rajoy indica ahora la necesidad de acordar cambios para enfrentar las nuevas realidades políticas.La clase política española sale mal librada de este episodio. En primer lugar el Partido Socialista Obrero Español, Psoe, cuya cabeza se obsesionó con bloquear a cualquier costo la constitución del nuevo gobierno. Su falta de sensibilidad le ocasionó además la pérdida de peso y lo tuvo a punto de malograr su categoría de segundo partido, a manos del populismo y del rechazo de sus electores tradicionales.Y luego viene el Partido Popular, que tiene el Gobierno pero por circunstancias distintas a una victoria electoral. A pesar de obtener resultados en su gestión que ya se ven en la reactivación de la economía, sus dirigentes tampoco parecen tener la capacidad de interpretar al pueblo español y de comunicar sus ejecutorias.Las alternativas de Podemos y Ciudadanos tampoco han cuajado en el alma española, aunque no se puede desconocer que alteraron el bipartidismo de cuarenta años. Los primeros, porque se asemejan a la receta que fracasa en América Latina. Y los segundos, porque no convencen de su distancia con la política tradicional.Ahora, Mariano Rajoy intentará gobernar sin mayoría en el Congreso de Diputados. Será entonces difícil el trámite de iniciativas, sobre todo porque será allí donde cada colectividad intentará ganarse los afectos populares, en esta nueva era de la vida política nacional. Aunque no se descartan más alianzas, no resultarán fáciles de amarrar, más allá de necesidades como el presupuesto nacional, postergado por efectos de la interinidad.Pero Rajoy también está obligado a ganarse el favor popular en las calles. El Presidente del Gobierno, objeto de muchos reparos que pasan incluso por su personalidad, tiene a su favor la lenta pero cada vez más firme recuperación de una economía que sigue en observación.Si bien las percepciones de insatisfacción y desesperanza se mantienen vigentes, las cifras juegan a su favor. Una de ellas es el desempleo. Por primera vez en los últimos seis años ese enemigo de la tranquilidad social bajó, hasta situarse en 18,9%.Esa es la noticia buena, aunque sea a costa del crecimiento de los contratos temporales. La medición se da en el contexto de que la economía española ya acumula cuatros trimestres con crecimiento a una tasa del 0,8%, lo cual permite afirmar que la recesión es cada vez más cosa del pasado.Al lado de esas urgencias, el gobierno debe tener ya otras prioridades. Se trata de las reformas a la Constitución que, además de alternativas para evitar la laguna en la gobernabilidad que acaba de terminar, deberán incluir herramientas para combatir la corrupción y construir una sociedad justa y educada, a la vez que más cercana a la integración que a los vientos independentistas.En fin, una España en la que quepan todos los españoles, muy diferente a la de fraccionada y golpeada por cuenta de los desatinos y las ambiciones personales de las castas políticas.

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