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El gigante despierto

13 de septiembre de 2010 Por:

Colombia, mientras tanto, deberá hacer todos los esfuerzos a su alcance para mirar hacia el Pacífico y enganchar algún vagón a la locomotora china. Como ya lo hicieron Brasil, Perú y Chile.

Superando por 5 años los cálculos de la firma Goldman Sachs, el mes pasado supimos que China ya superó a Japón en el monto de su PIB y que hoy es, incontrastablemente, la segunda potencia económica del mundo. No una expectativa sino una realidad.Y todo parece indicar, si continúa creciendo a los niveles de la última década, que en los próximos 20 años superará a Estados Unidos. Además, aparejado con la creciente riqueza, también ha crecido el ingreso per cápita del pueblo chino, aunque hacia 2030 aún será apenas una cuarta parte del PIB per cápita estadounidense.Para Robert Zoellick, exsecretario de Estado de la administración de George W. Bush, este auge chino produce temor. “Nadie apostaría su futuro a un ‘ascenso pacÍfico’ de China”, ha dicho. Desde luego, su aserto se funda en los estudios de algunos centros de pensamiento republicanos de Washington, que han recordado que el auge de potencias no democráticas, que a la vez carecen de suficientes recursos naturales, como el caso de la Alemania de la primera mitad del siglo XX y el Japón de entreguerras, siempre estuvo acompañado de grandes conflictos internacionales.Pero más allá de intenciones ideológicas o políticas, lo cierto es que la gigantesca expansión china inevitablemente tenderá a causar problemas en áreas sensibles como acceso a mercados, disponibilidad de nuevas tecnologías, control de fuentes de materias primas y necesidad de ganar prestigio global. No hay que olvidar que en el mundo del capitalismo se vive en una atmósfera de dura competencia. El crecimiento de uno generalmente es a costa del debilitamiento de otro.Y no hay que olvidar la propia ideología del estado chino, que está apegada a la versión maoísta del comunismo, en la que existe cierta vertiente de nacionalismo que puede ser fuente de conflictos internacionales. Todo ello respaldado por un ejército enorme, en constante crecimiento, en un país que ha visto aumentar el gasto militar a una tasa del 14% anual.Por otro lado caminan los analistas que consideran el caso chino como uno de ‘ascenso pacífico’ de una gran potencia. Para ellos el milagro chino no podría explicarse sin la atmósfera de convivencia pacífica vivida después del fin de la Guerra Fría. Los chinos, sostienen, han basado su crecimiento en el acatamiento y comprensión de la reglas que rigen el mercado mundial en una época de paz. Las fechas, y también las cifras, concuerdan con este tipo de reflexiones.También los propios chinos: para Zheng Bijan, ideólogo del PCCh, su país necesita que “coexistan pacíficamente países y regiones con sistemas y culturas diferentes y que progresan por vías distintas, a un ritmo diferente y con modelos distintos”. China, dicen Zheng Bijian y otros defensores de la teoría del ‘ascenso pacífico’, no sólo respeta y respetará el orden internacional vigente sino que además contribuye y contribuirá sustancialmente a su desarrollo.Colombia, mientras tanto, deberá hacer todos los esfuerzos a su alcance para mirar hacia el Pacífico y enganchar algún vagón a la locomotora china. Como ya lo hicieron Brasil, Perú y Chile.

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