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El final de Alepo

"Alepo es una suma de fracasos. Pero si alguien se lleva el primer lugar en la cadena de equivocaciones y de promesas no cumplidas, ellos son los dirigentes de Occidente".

12 de diciembre de 2016 Por:

"Alepo es una suma de fracasos. Pero si alguien se lleva el primer lugar en la cadena de equivocaciones y de promesas no cumplidas, ellos son los dirigentes de Occidente".

La batalla final que se libra en Alepo es el holocausto de la antigua capital económica de Siria. Como si fuese poco el sufrimiento causado por el asedio de las tropas gubernamentales y la feroz resistencia de milicias antigubernamentales, la situación es ya la peor catástrofe humanitaria en la guerra de ese país.Se estima que 100 mil personas han terminado arrinconadas en la quinta parte del territorio que hace cuatro años los rebeldes alcanzaron a dominar. En esos pocos distritos se libra una lucha que terminará con la recuperación de la ciudad por las tropas de Bashar Al Asad y de Rusia. Y, además, con la violación de los derechos humanos que deben garantizarse aún en guerra.La cifra de hombres desaparecidos menores de 50 años se ha disparado a medida que avanzan las fuerzas oficiales, los milicianos chiíes de origen iraní, iraquí y libanés, además de la aviación rusa. Una vez en sus manos, los varones son separados de mujeres y menores de edad para un destino incierto, según afirma la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU. Y no es descabellado pensar que a los detenidos les esperan juicios y ejecuciones. Las reglas dejaron de cumplirse hace rato y cualquier asomo de vida es considerado sospechoso. En las últimas semanas, los ataques indiscriminados a zonas habitadas dejaron unos 80 niños muertos.También dejó de existir cualquier credibilidad entre las partes en combate. El anuncio de Rusia de que la intensidad de los bombardeos iba a bajar para permitir la salida de civiles no se ha cumplido. Como no se han cumplido tantas y tantas promesas de la comunidad internacional a lo largo del presente año en el fallido intento por frenar una de las peores tragedias de la historia contemporánea. Alepo es una suma de fracasos. Pero si alguien se lleva el primer lugar en la cadena de equivocaciones y de promesas no cumplidas, ellos son los dirigentes de Occidente. El argumento de no involucrarse en el conflicto ha terminado por entregar el destino, y la supervivencia, de millares de personas al expansionismo ruso, la permanencia en el poder de un dictador dispuesto a todo y el afán de Irán por mantener su poder en Oriente Medio. En esa cadena de errores, el pobre papel de la ONU encabeza la lista. Nacida para impedir tragedias y holocaustos como el que padece Alepo y el pueblo Sirio, la Organización mundial es apenas un testigo más de la matanza y del éxodo que tiene como destino final Europa. Ni siquiera la voluntad de 122 naciones que el jueves pasado exigió cese al fuego y el apoyo en servicios básicos, comenzando por la atención médica a damnificados, prosperó en la ONU. Bastó el veto de Rusia en el Consejo de Seguridad para frenar la condena universal de la infamia que simbolizan las ruinas de la ciudad. Todo indica que la suerte de Alepo estará echada en pocos días como territorio recuperado por Al Asad. La suerte de millares de víctimas tardará aún más en conocerse, pero desde ya se advierte que superará cualquier cálculo pesimista. Quienes llevan los designios de la humanidad han permitido que así sea.

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