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El efecto Trump

Es difícil encontrar en la historia de Estados Unidos un presidente que haya hecho tanto por minar el prestigio de su país y por dividir a su nación como lo ha hecho en estos once meses Donald Trump.

17 de diciembre de 2017 Por: Editorial .

Es difícil encontrar en la historia de Estados Unidos un presidente que haya hecho tanto por minar el prestigio de su país y por dividir a su nación como lo ha hecho en estos once meses Donald Trump. Cuando se esperaba que su populismo se iba a moderar, desde sus primeros días mostró que seguiría su agenda plagada de segregación, aislamiento y nacionalismo hirsuto.

Trump comenzó su presidencia con dos propósitos evidentes: imponer su agenda populista y destruir el legado de su antecesor Barack Obama. Y sus movidas han sido inquietantes. Una de sus primeras acciones fue tratar de impedir el ingreso de musulmanes al país. Tampoco ha cesado en su empeño de construir un muro en la frontera con México y pretende renegociar el tratado de libre comercio firmado con este país y Canadá.

Pero es en la política exterior donde ha producido más daño. Remarcando su eslogan de campaña ‘America First’, sus movidas han minado la confianza en un país que era considerado un faro en lo que a derechos civiles, libertad e intercambio comercial se refiere. Su decisión de que Estados Unidos abandonara el acuerdo ambiental de París, sumado al desacertado manejo de la crisis con Corea del Norte y el innecesario anuncio de trasladar a Israel la embajada de su país ante Israel han derivado en el debilitamiento del liderazgo y la división de Occidente.

En el plano interno su gobierno ha sido errático, pendenciero, preocupado más por señalar a los medios de comunicación que por generar estabilidad. El progreso de la investigación para determinar si su campaña tuvo nexos con el gobierno ruso destinados a influir en las elecciones del 2016, hace pensar que se está cerca del enjuiciamiento. Y aunque sigue contando con el apoyo de una masa radical, su índice de aprobación es uno de los más bajos registrados en el país para un Jefe de Estado en su primer año de gobierno.

En el fondo, se sospecha que sus acciones están dirigidas a desviar la atención, así puedan desatar una guerra. Por cuenta de eso, Trump ha llevado a su país a un desmoronamiento de su imagen en el concierto internacional, dejando como ganadores al cuestionado Putin y a China, que con su paciencia hoy es, paradójicamente, el adalid de la globalización. Dos países que justamente no se destacan por sus posiciones progresistas y democráticas.

Todo lo anterior en detrimento de los aliados históricos de Estados Unidos, que ven cómo en tan pocos meses Trump ha cuestionado la viabilidad de la Otan y la ONU, se retira de la Unesco y abandona el acuerdo sobre migrantes que había sido apoyado por todo el mundo. Hoy América Latina no existe en la agenda del volátil e impredecible millonario a no ser para amenazarla con construir muros que dividan o descertificarlos por el aumento en las plantaciones de coca.

¿Cuánto daño ha causado Trump con la aplicación a rajatabla de su agenda y los efectos que tendrá en el mundo occidental? Todo está por verse, pero por ahora Estados Unidos está cada vez más aislado, así su economía esté en un momento espléndido. El Planeta quedó notificado sobre qué quería decir ‘America First’.

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