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El dilema de Emcali

"Ya es hora de que sus funcionarios se unan para rescatar a Emcali, por encima de las ideologías y de los intereses políticos, sindicales o de cualquier género. Lo que está al frente es la subsistencia de la empresa y de sus fuentes de trabajo, o la liquidación sin remedio. Así de claro".

23 de agosto de 2016 Por:

"Ya es hora de que sus funcionarios se unan para rescatar a Emcali, por encima de las ideologías y de los intereses políticos, sindicales o de cualquier género. Lo que está al frente es la subsistencia de la empresa y de sus fuentes de trabajo, o la liquidación sin remedio. Así de claro".

Las investigaciones que adelanta la Justicia en las Empresas Municipales de Cali no dejan dudas sobre el daño que le están causando la corrupción y la falta de sentido de pertenencia que afectan a la entidad que presta los servicios públicos a la ciudad. Es el riesgo que para su subsistencia genera la indiferencia frente a los males que la aquejan.Miles de millones de pesos han desaparecido a través de becas que debieron servir para mejorar los conocimientos y la idoneidad de sus funcionarios pero terminaron en el bolsillo de organizaciones pequeñas pero notorias dentro de Emcali. Noventa o más vehículos de propiedad de la Empresa desaparecieron y a su alrededor se produjeron varios asesinatos. ¿Dónde estaban los controles para que no se produjeran estos y quién sabe qué tantos delitos en una empresa pública que debe ser vigilada por innumerables entidades de control? ¿Qué pasó durante los trece años que Emcali fue intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos, época en la cual se produjeron gran parte de esos ilícitos que ahora investiga la Fiscalía? Y algo más preocupante: ¿Por qué los varios sindicatos que presionan a diario con exigencias, cuyos integrantes tienen control sobre la operación de la entidad, no se dieron por enterados de los hechos que se están investigando? ¿Qué llevó a que ninguno de los miles de empleados y trabajadores que conforman la nómina de Emcali, hayan dado aviso oportuno sobre hechos que, ahora se sabe, eran protuberantes? Las preguntas son muchas más y las respuestas son pocas. Quizás se argumente que por ser una entidad de carácter público no tiene dolientes. Otros dirán que la responsabilidad no es de quienes trabajan en la entidad y que descubrir los delitos y sancionarlos no es de su resorte. Y no faltará quien le achaque la responsabilidad a las debilidades de la Justicia colombiana. Pero la verdad es que todos esos hechos, sumados a la ineficiencia y a la dificultad de tomar decisiones que la rescaten, están poniendo en peligro la existencia de Emcali. Y al no entender que esa entidad no es una especie de vaca lechera a la cual se le puede exprimir sin límite porque es de carácter público, y que debe protegerse como fuente de empleo y generadora de progreso, el riesgo de desaparecer sigue latente.Lo único claro es que la solución se encuentra en primer lugar en su interior y no en la tendencia a subir las tarifas para subsidiar la ineficiencia, como está sucediendo con las pérdidas de agua que ya superan el 50% y la corrupción que se queda con el patrimonio de Emcali y de la ciudad. Porque al frente están los centenares de miles de usuarios que aún constituyen su más grande activo, pero que se está perdiendo en medio de la competencia que reconoce su importancia. Ya es hora entonces de que sus funcionarios se unan para rescatar a Emcali, por encima de las ideologías y de los intereses políticos, sindicales o de cualquier género. Lo que está al frente es la subsistencia de la empresa y de sus fuentes de trabajo, o la liquidación sin remedio. Así de claro.

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