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El cáncer de la corrupción

Dentro de las prioridades para el futuro del país, el combate a la corrupción en todos sus niveles y formas es tarea obligatoria. Allí está una de las claves para lograr un Estado que sea creíble y una sociedad que tenga en la confianza pública la posibilidad de convivir en paz porque cree en el respeto por los principios éticos.

23 de octubre de 2016 Por:

Dentro de las prioridades para el futuro del país, el combate a la corrupción en todos sus niveles y formas es tarea obligatoria. Allí está una de las claves para lograr un Estado que sea creíble y una sociedad que tenga en la confianza pública la posibilidad de convivir en paz porque cree en el respeto por los principios éticos.

Dentro de las prioridades para el futuro del país, el combate a la corrupción en todos sus niveles y formas es tarea obligatoria. Allí está una de las claves para lograr un Estado que sea creíble y una sociedad que tenga en la confianza pública la posibilidad de convivir en paz porque cree en el respeto por los principios éticos. El escándalo de los últimos meses se ha centrado en el departamento de la Guajira y la forma en que han sido desperdiciados o hurtados los recursos destinados a resolver los difíciles problemas que atraviesan sus comunidades. Cientos de miles de millones de pesos producidos por las regalías de la industria minera y de los impuestos, desaparecieron a manos de administraciones corruptas y de grupos políticos cuyo único fin parecía ser apoderarse de los gobiernos locales y regionales para entrar a saco en los tesoros públicos.Por supuesto, ese saqueo no puede ser usado para estigmatizar a la Guajira. Pero si puede servir de muestra sobre la forma en que la política es usada para fines distintos al bien común. Es la misma historia que en otras épocas vivieron el municipio de Cali y el departamento del Valle, donde sus gobiernos fueron objetivo de camarillas organizadas para el enriquecimiento particular en desmedro de toda la sociedad. Como no ocurría en el pasado, la Fiscalía General de la Nación ha tomado decisiones para descubrir esas organizaciones en la Guajira. El resultado hasta ahora se expresa en 20 exfuncionarios tras las rejas y otras decenas más bajo investigación. Eso no sucedió en el Valle, donde la impunidad se convirtió en el velo que aún protege a los depredadores de los recursos púbicos, haciendo que los ciudadanos pierdan credibilidad en el Estado. Los ejemplos son muchos. La verdad, es que se extiende como una mancha por casi todos los rincones del país, incluye a todas las ramas del Estado, amenaza tanto a la actividad pública como a la privada y golpea los bolsillos de la gente y la moral pública. Por eso, entidades como la Cámara Colombiana de la Infraestructura hace permanentes llamados a controlar la contratación de obras en todos los niveles de la administración pública.Aunque parezca increíble, en la necesidad y la urgencia de sacar adelante la reforma tributaria para aumentar los ingresos oficiales mediante los impuestos está presente el défict causado por la evasión, por lo que se pierde en manos de fucionarios inescrupulosos y los que se diluyen en las administraciones afectadas por el cáncer de la corrupción. Acabar con ese mal es necesario y no le corresponde de manera exclusiva a la Fiscalía. Esa lucha debe comprometer la actitud de todos los organismos oficiales y de las empresas particulares. Es una enfermedad que toca a cada colombiano y destruye su confianza en las instituciones que gobiernan el país y en las actividades del sector privado.

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