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El cambio en Ecuador

Para Colombia la llegada de Moreno es importante en un momento en el que las relaciones pasan por un gran momento, tanto en lo político como en lo comercial.

28 de mayo de 2017 Por: Editorial .

Con un discurso tranquilizador en el que se proclamó como “el presidente de todos”, Lenín Moreno asumió la jefatura de Estado en Ecuador.

Moreno inicia su Gobierno después de unos comicios marcados por la controversia, la polarización y hasta una solicitud de impugnación. Por eso, la primera tarea que parece trazarse el nuevo presidente de los ecuatorianos es enviar un mensaje de unión en el que promete que no habrá revanchas y hará del respeto al otro una de sus banderas.

El Mandatario entrante quiere romper la desconfianza de la oposición que aún tiene reparos a su elección. En su discurso de posesión fue evidente que Moreno quiso enviar un claro mensaje que lo diferencie de su antecesor, Rafael Correa. A pesar de pertenecer al mismo partido y a que Moreno lo llama su “hermano querido”, dejó en claro que su deseo no es entrar en un nuevo periodo de confrontación, como fue habitual en Correa.

“Todos somos hechos del mismo Ecuador, todos somos hechos de este mismo barro profundo, esa gente montubia, mestiza y afroecuatoriana”. Consciente del desgaste que tiene el denominado Socialismo del Siglo XXI, Moreno le apuesta a la independencia para que no lo señalen como un títere de su predecesor. Por eso ha advertido que “las decisiones en el próximo gobierno las voy a tomar yo, y voy a aplicar mi estilo”.

Esta será una diferencia fundamental pues durante sus diez años en el poder, Correa hizo gala constante de un espíritu volcánico y visceral, que contrasta con las buenas maneras y el ánimo dialogante de quien fue su segundo al mando. “El Presidente tiene que estar dispuesto a tolerar bastante más que un ciudadano común. Un Presidente no debe preocuparse cuando la gente se ríe de él, debe preocuparse cuando él se ríe de la gente”, dijo Moreno, lo que ha sido bien recibido entre la prensa nacional, blanco favorito de Correa para desatar su furia ante las críticas.

Para Colombia la llegada de Moreno es importante en un momento en el que las relaciones pasan por un gran momento, tanto en lo político como en lo comercial. Sectores como el de la industria automotriz y las exportaciones no minero energéticas se han beneficiado del desmonte en los aranceles y han mejorado la balanza comercial.

El presidente Moreno ha expresado su intención de apoyar el proceso de paz que se adelanta con el ELN y en el que su país ha servido de anfitrión y garante de los diálogos. “Tenemos un deseo de aportar a la construcción de paz y a la solución pacífica de los conflictos”. También el apoyo que brinde el vecino país será clave en el proceso de sustitución de cultivos ilícitos que inundan la zona limítrofe de Nariño y Putumayo.

Capítulo especial merece el hecho de que el nuevo mandatario de los ecuatorianos y su espíritu dialogante serán fundamentales para mantener tendidos los puentes con Venezuela, donde el gobierno de Maduro tiende a buscar en Colombia la cabeza de playa para distraer de sus graves problemas internos.

Bienvenido entonces el nuevo estilo Moreno y ojalá las presiones y la ideología no obstaculicen sus promesas de cambio en Ecuador.

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