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El anuncio oficial

Es allí, en la garantía de neutralidad, donde se presentan las grandes inquietudes. Cuando se produzca el inicio formal de la campaña será muy difícil diferenciar los actos oficiales del gobernante que muestra las obras de su administración de los que realiza como participante activo de un debate electoral.

22 de noviembre de 2013 Por:

Es allí, en la garantía de neutralidad, donde se presentan las grandes inquietudes. Cuando se produzca el inicio formal de la campaña será muy difícil diferenciar los actos oficiales del gobernante que muestra las obras de su administración de los que realiza como participante activo de un debate electoral.

En una alocución de once minutos que fue difundida por todos los medios de comunicación del país, el presidente Juan Manuel Santos anunció a los colombianos su interés de ser candidato para las elecciones que se celebrarán el próximo 25 de mayo de 2014. Además de anticiparse por unos días a la fecha límite, con su declaración formal el Primer Mandatario fijó de antemano el tema que primará en el debate que se inicia, o por lo menos, el que guiará sus aspiraciones. Antes que una sorpresa, el anuncio fue la confirmación de una intención que el propio Presidente había dejado traslucir en los últimos meses. Por eso, el interés estaba centrado más bien en cuál sería la línea sobre la cual se montaría su campaña. Y como era de esperarse, bajo su afirmación de que tiene que “terminar la tarea”, Santos empezó a mostrar sus logros en asuntos sociales como la reducción de la pobreza y la miseria, así como el apoyo a las víctimas, elemento que aparece por primera vez en la disputa electoral. Tampoco fue una novedad el que la declaración presidencial hiciera énfasis en los diálogos que su Gobierno adelanta con las Farc para acabar con su violencia. Con ello se ratificó lo que ya era una realidad: el que la demora en lograr un acuerdo definitivo con la guerrilla significará que la paz con ella se convertirá en el punto sobre el cual girará el debate. Qué avances se logren y cuánto de los pedidos de la guerrilla sean aprobados, influirán de manera notoria en el proceso electoral. Lo cual llevará de manera inevitable a la polarización de la actividad política, muy a pesar de los reiterados llamados del Presidente a la unión en torno a un objetivo que debe ser de toda la Nación. Lo que sigue a partir de ahora es el cumplimiento de los rituales que ordena la ley en caso de que un Presidente de la República pretenda ser reelegido. Que empiezan por la presentación formal de su aspiración ante las autoridades electorales y continúa por la inscripción de su candidatura por la organización política que la respaldará, en este caso, el Partido de la U. Y continúa por la activación de los mecanismos que la legislación ha contemplado para tratar de garantizar la imparcialidad del órgano Ejecutivo en el debate democrático. Es allí, en la garantía de neutralidad, donde se presentan las grandes inquietudes. Cuando se produzca el inicio formal de la campaña será muy difícil diferenciar los actos oficiales del gobernante que muestra las obras de su administración de los que realiza como participante activo de un debate electoral. Como también será de gran importancia el que se garanticen los derechos de la oposición para adelantar la controversia democrática. Más aún en un país en el cual la reelección es un mecanismo nuevo. Por eso, la actuación de los organismos de control y, ante todo, la decisión del presidente Santos y su gobierno para evitar cualquier exceso en el uso del poder que afecte el debate, serán definitivas para asegurar la concordia y la convivencia en medio de la diversidad de opiniones. Esos son los elementos sustanciales para defender la democracia que todos queremos en Colombia.

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