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El año de los caleños

... al hacer el balance del año que termina no fue difícil para El País encontrar el personaje del año: son los caleños que empezaron a transformar su ciudad y dieron ejemplo de civismo; los que con su esfuerzo y comprensión empiezan a mostrar una ciudad distinta, vigorosa y reconocida ya en Colombia por su transformación y el espíritu solidario que en una época la hizo el mejor vividero del mundo.

22 de diciembre de 2013 Por:

... al hacer el balance del año que termina no fue difícil para El País encontrar el personaje del año: son los caleños que empezaron a transformar su ciudad y dieron ejemplo de civismo; los que con su esfuerzo y comprensión empiezan a mostrar una ciudad distinta, vigorosa y reconocida ya en Colombia por su transformación y el espíritu solidario que en una época la hizo el mejor vividero del mundo.

Buscar el protagonista del 2013 es tarea ardua y compleja, que implica análisis e investigaciones rigurosas. Sin embargo, esta vez esa labor fue facilitada por la transformación que nos está rodeando y nos permite ver el futuro con optimismo. Hace algunos años, Cali atravesaba por una de sus más difíciles épocas, producto entre otras razones de su crecimiento desordenado y de los problemas generados por una inmigración en muchos casos obligada por las difíciles circunstancias económicas, sociales y de seguridad del Pacífico y el suroccidente del país. Así, a las deficiencias en la administración pública de la ciudad debía sumarse un comportamiento en veces anárquico de sus habitantes, lo que hacía crecer el pesimismo y un desorden que llevaba a añorar las épocas en las que el civismo y la alegría hacían de ésta, la ciudad modelo de Colombia. Pero eso empezó a cambiar de manera sorprendente en este año. De pronto, los caleños comenzaron a aceptar que el orden es necesario para vivir mejor en comunidad. Que decisiones públicas como el reemplazo del sistema de transporte por el MÍO era una revolución llamada a transformar la urbe y el comportamiento social. Y que las obras públicas que se estaban construyendo necesitaban del acompañamiento de la sociedad para que produjeran los beneficios que de ellas se esperan. Eso es el civismo que antes tenía la capital vallecaucana y ahora renace para bien de todos. Y el momento más importante de ese renacer se produjo en los Juegos Mundiales. Fue entonces cuando los caleños se convirtieron en los protagonistas del cambio. Cinco mil deportistas, dirigentes, técnicos y delegados venidos de todos los rincones del planeta fueron testigos de lo que la ciudad, o mejor su gente, era capaz de hacer para mantener la convivencia y atender a sus visitantes. Los escenarios estuvieron repletos y las calles eran ejemplo de orden y alegría. Por eso, nuestros invitados a los Juegos Mundiales son hoy nuestros mejores embajadores. Sin duda, quedan muchos y muy graves problemas por resolver. Pero durante los últimos doce meses, los caleños se demostraron que sí les era posible cambiar su ciudad por una donde las dificultades tienen solución; donde el orden y el respeto puede ser el instrumento para construir la convivencia que se requiere para generar optimismo y progreso. Fueron ellos, los caleños, los que se encargaron de cambiar la cara de su ciudad y demostrar que éstas son organismos vivos compuestos por seres humanos que pueden superar las dificultades y forjar un mejor futuro. Por eso, al hacer el balance del año que termina no fue difícil para El País encontrar el personaje del año: son los caleños que empezaron a transformar su ciudad y dieron ejemplo de civismo; los que con su esfuerzo y comprensión empiezan a mostrar una ciudad distinta, vigorosa y reconocida ya en Colombia por su transformación y el espíritu solidario que en una época la hizo el mejor vividero del mundo.Todos dicen que en Cali está pasando algo. Y es cierto, los caleños lo están haciendo posible. Por eso son los personajes del 2013.

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