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El ajuste de España

Tal como muchos esperaban y casi todos temían, el presidente Mariano Rajoy anunció el ajuste que su gobierno piensa aplicar para recuperar la economía de España. Aunque ahora sigue la negociación en el Congreso para poner en vigencia la propuesta, la sola mención de las medidas por el Mandatario ya indica que el mundo político español empieza a aceptar la amarga receta que una vez debió digerir América Latina.

12 de julio de 2012 Por:

Tal como muchos esperaban y casi todos temían, el presidente Mariano Rajoy anunció el ajuste que su gobierno piensa aplicar para recuperar la economía de España. Aunque ahora sigue la negociación en el Congreso para poner en vigencia la propuesta, la sola mención de las medidas por el Mandatario ya indica que el mundo político español empieza a aceptar la amarga receta que una vez debió digerir América Latina.

Tal como muchos esperaban y casi todos temían, el presidente Mariano Rajoy anunció el ajuste que su gobierno piensa aplicar para recuperar la economía de España. Aunque ahora sigue la negociación en el Congreso para poner en vigencia la propuesta, la sola mención de las medidas por el Mandatario ya indica que el mundo político español empieza a aceptar la amarga receta que una vez debió digerir América Latina. Es que España llegó ya a un desempleo cercano al 25% de la población económicamente activa, mientras la parálisis del crédito seca las venas de un aparato productivo asfixiado por la desconfianza del sistema financiero internacional. Y el Estado ya no puede acudir a reactivar la economía o a salvar sus bancos, porque sus finanzas están contaminadas por la explosión de la burbuja especulativa de la construcción, y el absurdo nivel de endeudamiento al que llegó el fisco. Entonces, la salida, al parecer la única posible, fue aceptar la presión de la ‘troika’, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, como condición para recibir la ayuda de sus compañeros de la Unión Europea y vecinos del Continente. Ello empieza por entregar una porción de su soberanía, al permitir la vigilancia directa y permanente de los bancos españoles por entidades multinacionales, requisito drástico para recibir la inyección de recursos que ponga fin a la sequía de crédito. Y sigue por asumir un programa fiscal de proporciones nunca vistas para tratar de reducir el déficit que a 31 de diciembre de 2011 llegó al 8,9%. En palabras de Rajoy, el esfuerzo llevará a ahorrar 65.000 millones de euros en los próximos dos años, al final de los cuales la cifra del déficit debe llegar al 2,8% de su Producto Interno Bruto. Lo cual significa empezar a tomar las decisiones que tanto tiempo se han aplazado, y que, sin duda, levantará la protesta social en un país acostumbrado a la amplitud de su Estado para gastar lo que no tenía. El asunto es que el Gobierno ha propuesto cosas como subir el impuesto al valor agregado hasta el 21%, la suspensión de primas, la reducción del salario a los funcionarios oficiales y de los aportes a los partidos; el ajuste del gasto en los ministerios, en las transferencias a las comunidades autónomas y en la nómina de concejales municipales. Así mismo, se producirá un recorte significativo a los subsidios que se otorgan a los desempleados, mientras se anuncia un drástico recorte en las empresas públicas en todos los órdenes. Mientras los sindicatos anuncian un paro de protesta para el próximo 9 de julio, el Partido Socialista Obrero Español se prepara para negociar ajustes que parecen inevitables y los miembros de la ‘troika’ para desembolsar los primeros 30.000 millones de euros de un total de 100.000 millones que invertirán en el rescate de los bancos españoles. “Hago lo único que se puede hacer para salir de esta postración”, dijo Rajoy. Y agregó: “Al final del sacrificio nos espera la recompensa”. Es lo que anhela Europa, confiando en que el purgante que se aplica en España sea suficiente para detener la crisis que azota al Continente.

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