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El ajedrez de Putin

Pero ni el carácter voluble de Putin ni las graves consecuencias que comienza a generar su orden unilateral de fuego contra un objetivo muy diferente al que había prometido atacar, responden a la pregunta: ¿hacia dónde va Vladimir Putin?

5 de octubre de 2015 Por:

Pero ni el carácter voluble de Putin ni las graves consecuencias que comienza a generar su orden unilateral de fuego contra un objetivo muy diferente al que había prometido atacar, responden a la pregunta: ¿hacia dónde va Vladimir Putin?

¿Qué buscan Rusia y Vladimir Putin en Oriente Medio? Esa pregunta recorre el escenario internacional. Y aunque desde siempre ha sido claro que su decisión es sostener la dictadura de Bashar al-Assad con el argumento de mantener alguna estabilidad en Siria, los bombardeos rusos amplían el tamaño de ese interrogante y hacen más compleja la situación de la explosiva región.Se diría que sobre Putin siempre hay que tomarse con beneficio de inventario lo que dice y lo que hace. Él mismo acaba de ratificarlo en la semana pasada. En su cita con el presidente Barack Obama en la ONU, Putin pareció coincidir con Washington en buscar una “solución política” a la guerra en Siria. A la vez, expresó la necesidad de que los ejércitos de ambas potencias no terminarán confrontando en la lucha contra el Estado Islámico, el enemigo común. Incluso, Putin fue más allá cuando no descartó formar parte de una coalición con países europeos y de la región, empeñados en frenar a los yihadistas.Pero antes de 72 horas todo ha dado vuelta. Los ataques aéreos rusos, según el Observatorio de Derechos Humanos de Siria, han caído sobre el norte y oeste donde están los conflictivos vecinos de Rusia y no hay presencia, o es mínima, del Estado Islámico. Allí se concentran gran parte de las fuerzas rebeldes contra Bashar Al Assad.Así lo ve el presidente francés François Hollande quien señala que Putin ha despachado directamente los bombardeos contra fuerzas de la oposición a al-Assad. Y no solo Francia está sorprendida. Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Turquía, Arabia Saudita, y Qatar se han sumado a la posición de Paris, en un comunicado que pronto encontrará aliados, a excepción, de Irán y, por supuesto, del dictador sirio. Pero ni el carácter voluble de Putin ni las graves consecuencias que comienza a generar su orden unilateral de fuego contra un objetivo muy diferente al que había prometido atacar, responden a la pregunta: ¿hacia dónde va Vladimir Putin?La respuesta podría estar en una carambola estratégica que parte de la necesidad rusa de contar en Oriente Medio con un espacio para hacer sentir su presencia. Ese lugar se llama Siria para asegurar el camino más corto para una salida de Moscú al Mediterráneo. Aparte, con un vecino nada incómodo para sus intereses, Irán, con el que ahora pretende unirse en la causa de acabar con el Estado Islámico, con el que quién sabe si mañana surjan nuevas coyunturas en que resulten siendo afines. Otros interpretan la jugada como el aprovechamiento de las dudas que muestra el presidente de los Estados Unidos y la oportunidad de desviar la atención sobre la guerra entre hermanos de Ucrania. Pero si la empresa en Siria resultara mal, a Putin le queda otra carta, la de entrar en coalición con Occidente para intentar apagar la guerra de Damasco y, de paso, redimir puntos en la cuenta pendiente que tiene por sus desafueros en sus vecinos ucranianos. Sea como fuere, está claro que la salida de Siria también pasa por Rusia, mientras millones de personas, ajenos a la geopolítica, viven la más espantosa de las tragedias.

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