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Diálogo en la vecindad

7 de octubre de 2010 Por:

"Estas reuniones preparatorias deben llevar a un final feliz..."

En el marco de la reactivación que se produjo con la visita del presidente Hugo Chávez a Santa Marta, hoy se realizará la segunda ronda de los encuentros entre los cancilleres de Colombia y Venezuela que debe restablecer las relaciones bilaterales. Además de la oportunidad para revisar los resultados de las cinco comisiones que analizan los puntos de acuerdo y desacuerdo, también lo será para aclarar las inquietudes de los colombianos sobre la seguridad, la presencia de la ETA en Venezuela y los pasos dados para erradicar a las Farc del territorio venezolano. Aunque no es la gran noticia que la demora se origine en las trabas del gobierno revolucionario de Venezuela al pago de los US$1.000 millones que le deben a empresarios de nuestro país, parece significativo que ya se haya cancelado el 10% de ese monto. Como lo es que se hable de acercamientos para un acuerdo que mantenga los beneficios logrados en la Comunidad Andina de Naciones de la cual se retiró Venezuela en forma intempestiva, liquidando la integración.Quiere ello decir que se podría llegar a una especie de tratado de libre comercio, aunque aquello de TLC esté vetado en el Socialismo Siglo XXI que manda en Venezuela. De lograrse, sería un triunfo del sentido común sobre las ideologías, que lleva a negociar con quien ofrezca mejores productos a mejores precios y en mejores condiciones. En esos términos, Colombia estará a la expectativa de lograr un buen acuerdo, claro está, siempre que se pague cumplidamente lo que se debe.Esas son las obras que deja la diplomacia respetuosa, al permitir que los gobiernos dialoguen sobre lo que los une y los separa. Por eso, estas reuniones preparatorias deben llevar a un final feliz, cuando el presidente Juan Manuel Santos visite a Caracas en reciprocidad al gesto de Chávez en la capital del Magdalena, donde murió Simón Bolívar. Es de esperar que ahora, en la ciudad donde nació el Libertador, se concrete la normalización de unas relaciones algo azarosas en los últimos tiempos. Pero, sin duda, el interés de los colombianos, de venezolanos y del mundo en general está en la respuesta que el gobierno de Venezuela le ha dado a las denuncias sobre la presencia de las Farc en su país. Más aún cuando la Justicia de España vuelve a indagar, con confesiones en la mano, sobre el entrenamiento proporcionado por la guerrilla colombiana a miembros de la organización terrorista ETA en territorio venezolano. Por eso hay que pedirle a la canciller María Ángela Holguín que le pregunte a su homólogo Nicolás Maduro por el avance en el desmantelamiento de los campamentos de las Farc, refugio de cabecillas como ‘Iván Márquez’, o ‘Timochenko’, o el canciller ‘Granda’. Y que aproveche para ofrecerle colaboración para aclarar el enojoso asunto de los etarras y los campos de adiestramiento.Ojalá se logre el progreso que se anuncia en las relaciones bilaterales. Pero, sobre todo, es de esperar que se encuentren soluciones a la presencia de las Farc en Venezuela. Con ello se podrá superar el más grande de los escollos, y el que hace imposible que Colombia tenga confianza en el gobierno revolucionario de Hugo Chávez Frías.

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