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Después del triunfo

Sin embargo, las ocho medallas que trajo en su bolsillo la delegación cafetera y la buena imagen que dejó el país en Londres no son propiamente el argumento más válido para crear el Ministerio del Deporte. Los buenos resultados no necesariamente llegan porque haya más burocracia.

14 de agosto de 2012 Por:

Sin embargo, las ocho medallas que trajo en su bolsillo la delegación cafetera y la buena imagen que dejó el país en Londres no son propiamente el argumento más válido para crear el Ministerio del Deporte. Los buenos resultados no necesariamente llegan porque haya más burocracia.

Los óptimos resultados conseguidos por la delegación colombiana en los Juegos Olímpicos de Londres confirman que esta vez, como no había sucedido antes, hubo un verdadero trabajo de planificación con los deportistas que compitieron en las justas británicas.Poco a poco, las autoridades deportivas han dejado a un lado la improvisación y han aprendido que el talento de los atletas colombianos no es suficiente para conseguir medallas, sino que necesita el acompañamiento técnico, económico y sicológico que tuvieron nuestros representantes en Londres.En sólo una edición de los Juegos, Colombia logró ocho medallas —un oro, tres platas y cuatro bronces—, casi el número de preseas que había alcanzado antes de Londres en toda su historia. Por donde se mire, los resultados del país son exitosos y más esperanzadores para lo que puede pasar dentro de cuatro años en Río de Janeiro, donde se realizarán las próximas justas olímpicas.Había dicho el presidente del Comité Olímpico Colombiano, Baltazar Medina, antes de partir con la delegación nacional a Londres, que el país podía esperar entre tres y cinco medallas de sus deportistas. Se quedó corto en su cálculo el dirigente y pudieron ser inclusive diez si el marchista Luis Fernando López y el ciclista Juan Esteban Arango hubieran ratificado su condición de favoritos.Nadie podrá desconocer que, esta vez, el Comité Olímpico Colombiano también se ganó un lugar en el podio por la planificación del trabajo con los atletas, el apoyo económico que logró —que para el caso nuestro siempre será escaso a pesar de todos los esfuerzos—, la contratación de técnicos extranjeros y metodólogos con experiencia y el fogueo internacional en el que puso a los deportistas, entre otros aspectos.Sin embargo, las ocho medallas que trajo en su bolsillo la delegación cafetera y la buena imagen que dejó el país en Londres no son propiamente el argumento más válido para crear el Ministerio del Deporte. Los buenos resultados no necesariamente llegan porque haya más burocracia.Lo que necesita el deporte colombiano es inversión, no importa si los recursos son gestionados por una entidad que se llama Coldeportes o cualquier otra. El Gobierno nacional está en la obligación, más que de crear un nuevo ministerio, de sostener y mejorar la estrategia que funcionó en Londres para ratificar en Río su efectividad.Las medallas obtenidas en lucha, judo, taekwondo, ciclismo y atletismo demuestran que hay disciplinas donde el talento es natural y urge en ellas la inversión económica y el apoyo técnico. La mayoría de estos deportes no son tan masivos como el fútbol u otras actividades, pero es obvio que tienen mucho que aportarle al prestigio del deporte colombiano.Qué bueno sería que algún día las ligas en los departamentos y municipios dejaran de pedir limosna para poner a competir a sus figuras. Y que las entidades responsables entendieran que no es creando más cargos ni poniendo más corbatas como se consigue necesariamente el éxito.

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