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Desafío en México

Los disparos contra los helicópteros en Michoacán y los rifles de salto en Guanajuato son también una forma de amedrentamiento. Demuestran que pueden conseguir todo tipo de armamento con sólo pasar la frontera y aprovechar la legislación estadounidense.

13 de agosto de 2012 Por:

Los disparos contra los helicópteros en Michoacán y los rifles de salto en Guanajuato son también una forma de amedrentamiento. Demuestran que pueden conseguir todo tipo de armamento con sólo pasar la frontera y aprovechar la legislación estadounidense.

Luego de una acción punitiva de las autoridades contra un grupo de criminales en el poblado Holanda en el estado de Guanajuato, grupos de bandidos armados con rifles de asalto y cocteles Molotov la emprendieron contra vehículos y estaciones de gasolina, causando destrozos y terror en cinco ciudades del estado.Los atentados perpetrados en Guanajuato, Yuridia, Monroleón, San Miguel Allende y Salamanca, “fue una represalia de los miembros del crimen organizado”, según la Fiscalía del estado. Allí fallecieron cuatro policías federales. Los actos terroristas se efectuaron a lo largo de la Autopista Siglo XXI, que comunica al interior del país con el Pacífico y con particular importancia para el comercio exterior y la industria turística.Llama la atención que las bandas de narcos adopten este tipo de acciones organizadas similares al accionar de movimientos guerrilleros. Ello significa un claro desafío al Estado y el anuncio de que, a cada golpe de la fuerza pública habrá una respuesta armada correspondiente. Para los colombianos el asunto recuerda la época en que el Cartel de Medellín se dedicó a estallar carros bomba en las ciudades buscando que se cayera el tratado de extradición con Estados Unidos.Por ahora no se conocen demandas de este tipo de parte de los jefes de los carteles mexicanos de la droga. Pero las autoridades entienden que se trata de ‘represalias’ por la persecución a que están siendo sometidos por las autoridades. Un antecedente cercano es lo ocurrido en el occidente de México, donde los enfrentamientos de las fuerzas de seguridad con los narcos implicaron el despliegue de fuerzas federales por tierra y aire, con ayuda de helicópteros Black Hawk, que recibieron disparos desde tierra de los sicarios. La situación generó bloqueos en carreteras de Michoacán con al menos 30 vehículos acribillados y calcinados por miembros de la organización criminal de Los Caballeros Templarios.Se trata de un desafío y de una demostración de que era necesario apoyar a la Policía con efectivos militares, pues el poder en las localidades estaba pasando a manos de los criminales que actuaban sin ningún temor. Esa estrategia, iniciada por el gobierno de Felipe Calderón, pese a que fue criticada porque había “incentivado la violencia”, es la que ha llevado a las bandas criminales de México a este tipo de actos desesperados. Su reacción es síntoma de que las autoridades les están propinando golpes certeros. Por eso, atentados como los de Guanajuato son una advertencia al nuevo presidente, Enrique Peña Nieto, para que reduzca la presión contra el crimen.Los disparos contra los helicópteros en Michoacán y los rifles de salto en Guanajuato son también una forma de amedrentamiento. Demuestran que pueden conseguir todo tipo de armamento con sólo pasar la frontera y aprovechar la legislación estadounidense.Por supuesto, el Estado mexicano no puede desfallecer en el combate contra las organizaciones criminales, en buena hora iniciado por Felipe Calderón y, si es del caso, debe desplegar aún más fuerza y recursos hasta someterlas al imperio de la ley. Sería lamentable cualquier vacilación al respecto.

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