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"Terminada la cita anual en Davos, la preocupación sobre el estado de la economía global fue la gran conclusión. En tanto, en Colombia se sienten vientos cruzados que demandan maniobras para evitar dolores de cabeza mayores".

26 de enero de 2016 Por:

"Terminada la cita anual en Davos, la preocupación sobre el estado de la economía global fue la gran conclusión. En tanto, en Colombia se sienten vientos cruzados que demandan maniobras para evitar dolores de cabeza mayores".

Terminada la cita anual en Davos, la preocupación sobre el estado de la economía global fue la gran conclusión. En tanto, en Colombia se sienten vientos cruzados que demandan maniobras para evitar dolores de cabeza mayores. Sin duda, el país está inmerso en preocupaciones políticas de gran calado y en la negociación con las Farc como la posibilidad de acabar de manera pacífica uno de los más antiguos y destructivos factores de violencia en la vida nacional. Es una iniciativa que debe llevarse hasta su final, como el triunfo de la civilización sobre la barbarie que es.Pero también se debe llamar la atención sobre el cambio dramático que experimenta la economía colombiana como consecuencia de la caída del ingreso generado por el petróleo y la reducción de las expectativas en el resto del mundo, del cual China es el gran ejemplo, como la gran demandante de materias primas del planeta.Tal situación empieza a dar señales de alerta en el presente año. En el sector privado, por cuanto la devaluación se disparó, encareciendo la vida de un país acostumbrado a importar más que a exportar, como si la bonanza nunca terminara. Y porque está contribuyendo a la inflación, puesto que el 28% de los alimentos son traídos del extranjero, un contrasentido en un país que se supone privilegiado para la producción agrícola.El otro aspecto, y quizás el más delicado, es el de las finanzas públicas. Ante la crisis del mercado petrolero producido por la abundancia de la oferta, la caída de ingresos a partir del 2015 ha sido vertical, y se empezará a sentir con toda su dureza en el presente año. Cuánto durará, depende de factores que nosotros, productores del 1% del petróleo del mundo, no podemos influir.Y mientras sigue la caída, el presupuesto nacional es calculado sobre precios que superan los US$50 el barril. Por supuesto, el desfase es grande y las cuentas nacionales deben ser corregidas. El Gobierno ha actuado para reducir el gasto y existen ejemplos como la foto del señor Ministro de Hacienda viajando en clase económica rumbo a Davos.Sin embargo, no se conoce una proyección oficial sobre el hueco fiscal al que está expuesto Colombia, aunque se compromete a respetar la regla fiscal y a manejar con prudencia el endeudamiento. Y los compromisos continúan, en especial, los gastos que implicará el llamado post conflicto. ¿Cuánto cuesta? ¿Cómo se financiará? ¿Quién los paga?Y mientras tanto, el Gobierno Nacional sale al paso a las críticas a la propuesta de reforma estructural a los impuestos, presentada por una comisión de expertos, diciendo que se cancela por ahora, o por lo menos se aplaza. Es claro que el presidente Juan Manuel Santos tiene en el éxito de la negociación con las Farc su gran prioridad. Pero no se debe olvidar que para cumplir los compromisos que se adquieran, el Estado tendrá que generar los recursos que los financien. En ese orden de ideas, se debe recordar que la reforma propuesta es también una iniciativa para ordenar los tributos y cerrar muchas venas rotas. ¿Por qué no continuar con un debate tan urgente como necesario?

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