El pais
SUSCRÍBETE

Decisión oportuna

Con la decisión de bajar en medio punto sus tasas de interés, la Junta Directiva del Banco de la República envía un mensaje claro de respuesta a las dificultades que atraviesa la economía colombiana.

30 de abril de 2017 Por: Editorial .

Con la decisión de bajar en medio punto sus tasas de interés, la Junta Directiva del Banco de la República envía un mensaje claro de respuesta a las dificultades que atraviesa la economía colombiana. Como máxima autoridad monetaria, ese es un gran aporte para facilitar el crédito y desactivar las inquietudes que existen sobre la caída del consumo y la reducción de la demanda agregada.

La realidad innegable es que desde inicios del segundo semestre, la industria y el comercio han mandado señales de alerta sobre la desaceleración económica. Respaldados por los datos que publica el Departamento Nacional de Estadísticas, muchos sectores de la producción advirtieron la caída pronunciada y constante de la fabricación y las ventas.

Luego, con la aplicación en el presente año de la reforma tributaria y el alza de tres puntos en el Impuesto al Valor Agregado, esa desaceleración fue más notoria, a pesar de los llamados al optimismo del Gobierno. Así lo volvió a mostrar el Dane y así lo registraron los indicadores de los sectores productivos, por lo cual era necesario tomar medidas.

La decisión de la autoridad monetaria implica hacer posible el acceso a un crédito más barato. Es claro que la inflación que originó el aumento de la inflación, que llegó a más del 8%, obligando a usar la herramienta para contener en lo posible la demanda estimulada por el endeudamiento. Pero ya el fenómeno se redujo, mientras surgió con fuerza la desaceleración de la economía con secuelas sociales como el aumento, aunque leve, del desempleo y de la oferta de trabajo.

Ahora se espera que el sector privado asuma el papel que le corresponde como motor de la economía. En especial, que los intermediarios financieros apliquen la reducción en sus tasas de interés, en especial las del crédito de consumo. Y que se reactive la oferta de financiación, reducida ante los explicables temores que han despertado los indicadores macroeconómicos.

Pero también es necesario que el Gobierno Nacional, como autoridad fiscal, haga uso de las herramientas que le proporciona la Constitución, que empieza por moderar sus tendencias al gasto y la consecuente demanda de recursos. Las cifras indican que el déficit fiscal va en crecimiento no obstante, obligando a adquirir más endeudamiento y emitiendo más títulos valores para financiar su funcionamiento en detrimento de la inversión y convirtiéndose así en una gran competencia por el ahorro público.

Las decisiones de la Junta del Banco de la República ratifican que la economía se está desacelerando y requiere de estímulos para recuperar su ritmo, afectado por factores como la caída del petróleo y la minería y por los mensajes que trajo la reforma tributaria. Por eso, al Estado en su conjunto, le corresponde recuperar la confianza e incentivar el consumo.

Es el momento para recordar que si cae la actividad privada, la reducción de sus ingresos afecta en forma directa el recaudo de los impuestos que recibe la Nación. Y sin ellos, las propuestas oficiales, entre las cuales está la financiación del posconflicto, terminarán desfinanciadas y convertidas en promesas frustradas.

AHORA EN Editorial