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De la economía a la política

"Es que Siria, su guerra civil y el uso de armas químicas se tomaron la agenda. Y lo que se está produciendo es una confrontación entre los Estados Unidos y los pocos aliados que lo acompañan en su propósito de atacar al gobierno de Al Asad, y la inmensa mayoría de los asistentes, encabezados por Rusia, China e incluso Alemania, que se niegan al ataque por distintas razones, en unos casos por conveniencia y en otros por simple prudencia".

6 de septiembre de 2013 Por:

"Es que Siria, su guerra civil y el uso de armas químicas se tomaron la agenda. Y lo que se está produciendo es una confrontación entre los Estados Unidos y los pocos aliados que lo acompañan en su propósito de atacar al gobierno de Al Asad, y la inmensa mayoría de los asistentes, encabezados por Rusia, China e incluso Alemania, que se niegan al ataque por distintas razones, en unos casos por conveniencia y en otros por simple prudencia".

Contrario a lo ocurrido en las ocasiones anteriores, la reunión del Grupo de los 20 que se inició ayer en Rusia no tendrá como protagonista principal a la economía, los mercados y la recesión que ha golpeado al mundo en los últimos años. Todo parece indicar que esta vez los protagonistas serán la política, Siria y el posible ataque militar que sirva de escarmiento al régimen que atacó a su pueblo con gases tóxicos. Superada la Guerra Fría y desaparecida la Unión Soviética, el G20 se convirtió en escenario para encontrar fórmulas que evitaran el colapso de las economías de Asia en 1999. Con ello se creó un punto de encuentro donde los mercados, las finanzas y el crecimiento económico desplazaron a la política en la agenda del grupo donde se reúnen los países más poderosos del planeta. Fue lo mismo que ocurrió con ocasión de la crisis del sistema financiero internacional en el 2008, cuando se inició la recesión que hoy, cinco años después, aún no termina. Se esperaba entonces que los presidentes y delegados asistentes se sentaran a dialogar y buscar consensos sobre lo que ocurre en la economía global, cuyo magro crecimiento del 2,2% no deja espacio para pensar en la reactivación ni en la generación de empleo. También se creía que en San Petersburgo se produciría la confrontación entre quienes, encabezados por Estados Unidos y Japón, consideran que llegó el momento de suspender las emisiones y los incentivos, y aquellos que piensan que la recesión aún no termina y temen el encarecimiento del crédito a causa de esas medidas, con todas las consecuencias que eso conlleva. Sin embargo, las primeras 24 horas dan a entender que los papeles se han invertido y la economía cederá su espacio a la política. Es que Siria, su guerra civil y el uso de armas químicas se tomaron la agenda. Y lo que se está produciendo es una confrontación entre los Estados Unidos y los pocos aliados que lo acompañan en su propósito de atacar al gobierno de Al Asad, y la inmensa mayoría de los asistentes, encabezados por Rusia, China e incluso Alemania, que se niegan al ataque por distintas razones, en unos casos por conveniencia y en otros por simple prudencia.Y mientras el presidente Barack Obama afirma que tiene las pruebas suficientes para demostrar que el régimen sirio sí usó gases contra la población, Vladimir Putin se lava las manos diciendo que no excluiría apoyar un ataque si la ONU prueba que el gobierno sirio sí cometió el delito del cual se le acusa. Mientras tanto, seguirá bloqueando la decisión del Consejo de Seguridad y Obama continuará enfrentando la resistencia de casi todos sus compañeros del G20.Así, la octava cumbre del grupo de los 20 parece encaminada a abandonar los temas tradicionales, transformándose en el escenario donde los líderes del mundo se encuentran cara a cara para resolver un asunto de política en el cual está involucrada la posibilidad de responder a los crímenes de lesa humanidad cometidos por Siria. Un cambio que puede mostrar el nuevo equilibrio mundial y el regreso a las áreas de influencia que dieron origen a la Guerra Fría.

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