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Cuidado con las elecciones

"No es extraño que en cualquier evento donde está en juego un cargo tan poderoso e importante como la presidencia de una nación, la actuación del encargado de realizar la elección y de declarar el ganador de la contienda esté en el centro de la atención. Más aún, que ese organismo sea objeto de comentarios sobre su desempeño e imparcialidad. Eso ocurre en todo el mundo donde existe la democracia y son los votos los que deciden las justas".

22 de mayo de 2014 Por:

"No es extraño que en cualquier evento donde está en juego un cargo tan poderoso e importante como la presidencia de una nación, la actuación del encargado de realizar la elección y de declarar el ganador de la contienda esté en el centro de la atención. Más aún, que ese organismo sea objeto de comentarios sobre su desempeño e imparcialidad. Eso ocurre en todo el mundo donde existe la democracia y son los votos los que deciden las justas".

Como si no fuera suficiente con las denuncias que han creado dudas sobre la transparencia que debe tener el debate electoral del próximo domingo, ahora se sabe de filtraciones sobre los resultados de la votación en el exterior. Si ello se suma a las dudas que han expresado algunas de las campañas, lo que se está poniendo en tela de juicio es ni más ni menos que la credibilidad del proceso y la actuación del juez, en este caso la Registraduría Nacional del Estado Civil.No es extraño que en cualquier evento donde está en juego un cargo tan poderoso e importante como la presidencia de una nación, la actuación del encargado de realizar la elección y de declarar el ganador de la contienda esté en el centro de la atención. Más aún, que ese organismo sea objeto de comentarios sobre su desempeño e imparcialidad. Eso ocurre en todo el mundo donde existe la democracia y son los votos los que deciden las justas. Lo que ahora preocupa es que varios de los aspirantes inscritos en la carrera presidencial, así como algunos movimientos políticos, expresen su inquietud por la actuación de la Registraduría. Y que las propias autoridades electorales, así como directivos del consulado en Miami, hayan reconocido que se están filtrando informaciones sobre la votación en las mesas instaladas allí, y que permanecerán abiertas hasta el próximo domingo. Por supuesto, no es el momento para sembrar sospechas que producen confusión y terminan por deslegitimar un proceso en el cual está comprometida la confianza en las instituciones. No es un secreto que tanto la Registraduría como el Consejo Nacional Electoral han sido motivo de constantes preocupaciones pese a sus progresos en la realización de los certámenes en los cuales se eligen los representantes de la voluntad popular. Tampoco lo es el asombroso atraso de la legislación en materia electoral, que no ha podido ser modernizado a pesar de sus inocultables vacíos, ocasionando cuestionamientos que en muchos casos están justificados. Pero tampoco es menos cierto que ha faltado una actuación más decidida de los partidos en la vigilancia de las elecciones, lo cual se explica por la misma configuración del CNE y la forma en que se elige al Registrador, rezagos de unas costumbres que esos partidos se niegan a cambiar por razones obvias. Esa vigilancia empieza desde la organización de testigos que estén al lado de las mesas y sigue por la revisión del conteo y los escrutinios, e incluye la revisión de los procesos informáticos que manejan las elecciones.Por lo pronto, y ante las acusaciones y escándalos que han enturbiado el certamen que desde el próximo domingo llevará a definir el próximo Presidente de la República, lo conducente es aclarar lo que está ocurriendo en el Consulado de Miami. Y conseguir el compromiso de las autoridades electorales de respetar el veredicto de las urnas y evitar los posibles fraudes, tanto como el de todos los candidatos de reconocer los resultados. Con ello, y mientras se hacen las reformas tantas veces aplazadas, se le hará un favor a una democracia golpeada por los escándalos recientes.

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