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Cuidado con Emcali

"Gran revuelo debe causar la denuncia del alcalde Maurice Armitage sobre la posición de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios frente a Emcali. Es el momento para respaldar a una empresa que aún es patrimonio de la ciudad, y en cuya situación ha contribuido de manera determinante esa entidad nacional".

19 de mayo de 2016 Por:

"Gran revuelo debe causar la denuncia del alcalde Maurice Armitage sobre la posición de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios frente a Emcali. Es el momento para respaldar a una empresa que aún es patrimonio de la ciudad, y en cuya situación ha contribuido de manera determinante esa entidad nacional".

Gran revuelo debe causar la denuncia del alcalde Maurice Armitage sobre la posición de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios frente a Emcali. Es el momento para respaldar a una empresa que aún es patrimonio de la ciudad, y en cuya situación ha contribuido de manera determinante esa entidad nacional.El Alcalde de Cali se refirió en forma tajante a un plan de gestión que ha presentado la Superintendencia para la Empresa de Servicios públicos de nuestra ciudad. Al parecer, y sin que se haya hecho público el texto del documento enviado a la gerencia de Emcali, se trata de recomendaciones y exigencias en materias administrativas, financieras y operativas de los componentes de acueducto y energía de la empresa. En principio, parece normal que la Superintendencia haga sus observaciones. Sin embargo, todo indica que contiene recomendaciones del estilo del plan de desempeño que se aplicaron a una empresa de energía en la Costa Atlántica, lo cual desconocería la autonomía de Emcali y los esfuerzos que se están haciendo para rescatarla de los problemas que padece. Problemas que fueron agudizados, y de manera grave, durante los trece años que estuvo intervenida por la misma entidad de vigilancia. Vale la pena recordar que durante esa larga intervención se ocasionó un grave desmedro en las finanzas de Emcali y en su desempeño, como producto del aumento enorme en sus pérdidas de energía y acueducto. En efecto, durante esos trece años, las pérdidas de energía superaron el 14% y las de agua pasaron del 28% en el 2001 al 55% en el 2013, cuando la empresa fue devuelta. Además, durante ese período poco se hizo para que la Nación cumpliera el compromiso de devolverle a la ciudad el crédito que asumió por la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, que ahora obliga a pagar $200.000 millones cada año, afectando el futuro de la entidad. De paso, esa mala gestión de la Superintendencia impidió que en Cali se tomaran las decisiones efectivas para contener el marchitamiento del componente de comunicaciones, otrora el mejor negocio de Emcali. Y nada bueno puede decirse de la forma en que el clientelismo permitió que crecieran las raíces de la corrupción y el desgreño administrativo.Esa es la Superintendencia que amenaza de nuevo y reclama aplicar medidas, desconociendo los esfuerzos que desde la devolución ha venido realizando el Municipio por darle orden y devolverles la eficiencia a la entidad y el sentido de pertenencia a sus funcionarios. Por eso, el reclamo del Alcalde debe ser escuchado por las autoridades nacionales, en lugar de, como parece estar sucediendo, recibir la amenaza de quienes deben de ayudar a proteger el patrimonio público.Y garantizar los servicios públicos a los caleños, en lugar de aportar a su deterioro, creando incertidumbres innecesarias que no contribuyen a las soluciones, desconociendo su responsabilidad en los problemas que hoy deben resolverse. Nada puede causar más daño que la amenaza de una Superintendencia empeñada en cosas distintas al objetivo para el cual fue creada.

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