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Cuando la Justicia cumple

Por eso la importancia de la lección que ha dado la Justicia brasileña, no sólo por realizar en un tiempo relativamente corto el juicio más grave en la historia reciente de ese país, sino porque no le tembló la mano al condenar con penas de entre 6 y 40 años a los culpables e imponerles multas por 10 millones de dólares. El mensaje ha sido claro: las leyes y los valores morales se respetan.

22 de diciembre de 2012 Por:

Por eso la importancia de la lección que ha dado la Justicia brasileña, no sólo por realizar en un tiempo relativamente corto el juicio más grave en la historia reciente de ese país, sino porque no le tembló la mano al condenar con penas de entre 6 y 40 años a los culpables e imponerles multas por 10 millones de dólares. El mensaje ha sido claro: las leyes y los valores morales se respetan.

La corrupción se castiga, no importa si se comete para beneficio personal o para favorecer intereses de terceros. Tampoco tiene incidencia si los implicados hacen parte de una organización sobre la que muchos han puesto las manos en el fuego por su probidad. O si su líder tiene el mayor reconocimiento en su país o en el mundo. Así quedó claro para Brasil una vez finalizado el llamado ‘juicio del siglo’.En un proceso que duró cinco meses fueron condenados 25 de los 37 implicados, funcionarios de alto nivel del gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, miembros de su Partido de los Trabajadores y empresarios muy cercanos al entonces mandatario. Además tres diputados en ejercicio y vinculados al caso fueron destituidos. Se les acusó de financiar ilegalmente la campaña electoral que llevó al poder a Lula en el año 2002 y de orquestar un tinglado de sobornos, compra de votos y de conciencias para obtener apoyo a los proyectos gubernamentales en el 2005.El caso conmocionó a los brasileños y acaparó la atención mediática nacional e internacional, tanto que las 53 sesiones del juicio fueron transmitidas en directo por televisión. No podía ser de otra forma porque en el centro del escándalo estaba el hombre con mayor popularidad de esa Nación, el obrero que llegó a presidente y logró realizar muchos de los cambios sociales que requería el país a la vez que le imprimió el dinamismo necesario a su economía para posicionarla como la potencia latinoamericana. El mismo que al entregar el poder tenía un nivel de aceptación del 80% y que aún es reconocido en el mundo por su liderazgo. De ahí la decepción al saber que sus hombres de confianza, los más cercanos a sus afectos tanto en lo político como en lo personal, habían recurrido a las trapisondas para asegurarle el poder, utilizando además los recursos públicos. Por eso la importancia de la lección que ha dado la Justicia brasileña, no sólo por realizar en un tiempo relativamente corto el juicio más grave en la historia reciente de ese país, sino porque no le tembló la mano al condenar con penas de entre 6 y 40 años a los culpables e imponerles multas por 10 millones de dólares. El mensaje ha sido claro: las leyes y los valores morales se respetan.Si bien el juicio terminó, el escándalo está lejos de finalizar. Entre los condenados no estarían todos los que participaron en la corruptela, según empiezan a contar los implicados. Y Lula, que ha negado cualquier conocimiento sobre lo que hicieron sus funcionarios y allegados a la vez que ha respaldado la transparencia del Partido de los Trabajadores aunque en un principio le exigió pedir disculpas, ha salido salpicado por cuenta de las denuncias de uno de los empresarios que recibió 40 años de cárcel. La inmunidad de la que gozó en este juicio puede perderse y el exmandatario estaría a las puertas de un nuevo proceso.Brasil, en especial sus clases política y empresarial, al igual que países vecinos como Colombia han recibido una importante lección: cuando se administra Justicia de manera eficiente e insobornable, la corrupción siempre se paga.

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