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Continúa el diálogo

"El comunicado emitido ayer da a entender que se ha superado el obstáculo que significó el secuestro del general Rubén Darío Alzate. Pero también demuestra que ha sido efectivo el trabajo de los países facilitadores para pasar por encima de otras circunstancias, más amenazadoras si se quiere, como los actos terroristas cometidos por las Farc en varios sitios del país o el fusilamiento frente a los soldados en Arauca de un compañero".

4 de diciembre de 2014 Por:

"El comunicado emitido ayer da a entender que se ha superado el obstáculo que significó el secuestro del general Rubén Darío Alzate. Pero también demuestra que ha sido efectivo el trabajo de los países facilitadores para pasar por encima de otras circunstancias, más amenazadoras si se quiere, como los actos terroristas cometidos por las Farc en varios sitios del país o el fusilamiento frente a los soldados en Arauca de un compañero".

Como era de esperar, los jefes de las delegaciones del Gobierno Nacional y las Farc informaron sobre la reanudación del proceso de diálogo que se lleva a cabo en La Habana. La rapidez de las fechas fijadas, el próximo viernes, y el tema a tratar, el desescalamiento del conflicto, indican que las partes han renovado su intención de buscar un acuerdo.El comunicado emitido ayer da a entender que se ha superado el obstáculo que significó el secuestro del general Rubén Darío Alzate. Pero también demuestra que ha sido efectivo el trabajo de los países facilitadores para pasar por encima de otras circunstancias, más amenazadoras si se quiere, como los actos terroristas cometidos por las Farc en varios sitios del país o el fusilamiento frente a los soldados en Arauca de un compañero. Ahora, en los siete días que durará la ronda acordada por los negociadores, se hablará del desescalamiento, es decir, de la reducción de hechos de violencia. Lo cual debería significar que se suspenda la realización de hechos como los secuestros que ha seguido cometiendo el grupo armado, los ataques en los cuales se compromete la vida de la población, en especial la indígena que vive en constante peligro, o la cesación del terrorismo contra la industria petrolera. Lo que sí debe darse por sentado, es que los colombianos no aceptarán que se pacte la tregua bilateral que piden con insistencia las Farc. Suficientes pruebas han dado en el pasado de su poco respeto a ese propósito, aprovechado para cometer más delitos o para rearmarse, mientras el Estado cumple a cabalidad el compromiso. Por ello, y mientras la guerrilla siga considerando que tiene derecho a extorsionar a los ciudadanos, a involucrar a menores de edad en sus filas, a seguir impulsando la minería ilegal o el narcotráfico, no es sensato detener el accionar de la Fuerza Pública contra todas esas formas de violencia.Mientras se reanuda la negociación, es de esperar que se aclaren en forma exhaustiva las circunstancias que rodearon el secuestro del brigadier general Alzate. Ya se conoce su decisión de asumir la responsabilidad de lo ocurrido y de pedir el retiro, lo que da una idea clara de su compromiso de honor con el Ejército y con la Nación. Sin embargo, no está clara la razón por la cuál se permitió que los delegados de las Farc en los diálogos de La Habana vinieran a Colombia y utilizaran la devolución de los secuestrados para hacer proselitismo político. De otra parte, el presidente Juan Manuel Santos dirigió una dura admonición a los integrantes de la Fuerza Pública. Al decir que de ellas “están saliendo personas que no están actuando con lealtad y saldrá el oficial, por más importante que sea, que dé la más mínima expresión de deslealtad”, el Mandatario ha insinuado de manera pública algo que no se espera de quienes han jurado obedecer a la máxima autoridad de las instituciones colombianas. Ojalá, esas palabras del presidente Santos no sean el aviso de que existe un sector de las instituciones armadas que desconocen la autoridad del Jefe del Estado en Colombia.

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