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Conflicto y medio ambiente

"En un país con una de las mayores riquezas en biodiversidad del mundo, que ha sufrido los efectos destructores de tantos años de conflicto y de actividades ilícitas, el medio ambiente así como su recuperación y conservación son un asunto prioritario, el cual requiere de un espacio propio en la agenda de los diálogos que se realizan en Cuba".

29 de agosto de 2015 Por:

"En un país con una de las mayores riquezas en biodiversidad del mundo, que ha sufrido los efectos destructores de tantos años de conflicto y de actividades ilícitas, el medio ambiente así como su recuperación y conservación son un asunto prioritario, el cual requiere de un espacio propio en la agenda de los diálogos que se realizan en Cuba".

El medio ambiente está ausente en los diálogos de la paz que adelantan el Gobierno y las Farc en La Habana. Poca importancia se le ha dado a un asunto que debería trascender por el daño que el conflicto y sus delitos conexos le han hecho a los recursos naturales, así como por la oportunidad que significa para el futuro sostenible de regiones afectadas por la guerra.Seis décadas de ataques terroristas y actividades ilícitas de la guerrilla le han pasado una enorme factura a la biodiversidad y a la riqueza ambiental de la Nación. Además del costo económico que significan para el país los atentados a la infraestructura petrolera, como los 55 provocados en el primer semestre de este año, cada galón de crudo que se derrama le ocasiona un daño irreparable e incalculable a los ecosistemas, destruye la fauna y flora, contamina ríos, mares y fuentes de agua y, con ello, afecta a la vez que empobrece a las comunidades aledañas.Igual de grave es la catástrofe ambiental provocada por negocios como el narcotráfico y la minería ilegal de los que se lucran las Farc. Ese grupo subversivo es causante de buena parte de la deforestación de 6,5 millones de hectáreas de bosques nacionales, arrasados para sembrar cultivos ilícitos, así como de la destrucción de páramos y cuencas hidrográficas por la extracción mineral ilícita. La ausencia del Estado o su incapacidad para ejercer el control y la autoridad que le corresponden han abonado el terreno para ese menoscabo de los recursos naturales de la Nación.En un país con una de las mayores riquezas en biodiversidad del mundo, que ha sufrido los efectos destructores de tantos años de conflicto y de actividades ilícitas, el medio ambiente así como su recuperación y conservación son un asunto prioritario, el cual requiere de un espacio propio en la agenda de los diálogos que se realizan en Cuba. Allí se deberían redefinir las responsabilidades que les corresponden a la guerrilla y al Estado, para determinar a partir de ello cómo y de dónde saldrán los recursos que se invertirán en la reparación del daño causado.Esa agenda ambiental es el principio para construir un plan de acción que, a la par con detener la destrucción del medio ambiente ocasionada por la guerra y las actividades delictivas, defina la utilización sostenible de las riquezas naturales como fuente de sustento y desarrollo para las comunidades de su entorno. Ello empieza por devolverles la vocación de uso de suelo a terrenos que han sido destinados por ejemplo a la ganadería siendo aptos para cultivo, planificar el usufructo racional y eficiente de recursos como los bosques maderables o la apropiada explotación de las riquezas acuíferas y marinas.Si se pretende fijar el rumbo que tomará Colombia de llegarse a un acuerdo con las Farc para acabar con 60 años de guerra, el aspecto ambiental no puede estar ausente de las negociaciones. Es el momento de hablar de medio ambiente en La Habana para frenar la destrucción sistemática a la que se le ha sometido y asegurarle un futuro a los recursos naturales y a la biodiversidad.

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