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Compromiso por el Valle

A golpe de veranos cada vez más intensos, los vallecaucanos han aprendido lo que es quedarse sin agua pese a contar con tantos recursos hídricos. Recuperar lo perdido es necesario si se quiere que el Valle continúe siendo una tierra fértil y favorecida por la naturaleza.

14 de julio de 2017 Por: Editorial .

A golpe de veranos cada vez más intensos, los vallecaucanos han aprendido lo que es quedarse sin agua pese a contar con tantos recursos hídricos. Recuperar lo perdido es necesario si se quiere que el Valle continúe siendo una tierra fértil y favorecida por la naturaleza.

Hace un año, en medio de un fenómeno de El Niño que hacía estragos, Colombia enfrentó una de sus más intensas sequías. El destino fue el mismo para el Valle, que vio cómo disminuían a niveles mínimos los caudales de sus ríos, se secaban lagunas y embalses y los incendios forestales arrasaban la escasa vegetación. Entonces el agua no alcanzó para abastecer los acueductos y llegó el racionamiento a varios municipios, con suspensiones del servicio por 12 horas y más.

El Niño tuvo la culpa, pero no toda. En evidencia quedó el deterioro progresivo de las 23 cuencas hidrográficas del Departamento, así como lo poco que se ha hecho para protegerlas o recuperarlas. Sólo en el valle geográfico del Cauca se calcula en 600.000 las hectáreas de bosque arrasadas, y la mala explotación del suelo deterioró los páramos, las selvas Andina, Subandina y pluvial del Pacífico, los humedales y sólo queda un pequeño porcentaje de bosque seco.

Hoy, cinco de esas cuencas están en estado crítico y requieren de una intervención: Guachal y Guabas en la Cordillera Central; Dagua y Yumbo - Arroyohondo en la Cordillera Occidental, y Pescador en el sector de Sara Brut, al norte del Valle. En ellas nacen los ríos que abastecen a la mitad de la población, la que en su mayoría padeció por los cortes de agua el año anterior.

Como de las lecciones se aprende, El Niño dejó una herencia positiva con la alarma que generó en el departamento, la cual ha llevado a emprender acciones como la creación del Consejo Departamental de Política Ambiental y de Gestión Integral del Recurso Hídrico. En él están representados la Gobernación y varias de sus dependencias, las entidades ambientales regionales, los municipios y las universidades del Valle y Autónoma de Occidente, que se han comprometido en un plan de acción para los próximos años.

El paso más importante dado hasta ahora es reunir en torno a un mismo objetivo a 23 entidades, públicas, privadas y con representación de la comunidad, para el rescate de esas cuencas. Ya hay un plan trazado que incluye reforestación, manejo de aguas residuales, mejoramiento de la calidad del agua, educación a la población y generación de empleo a través del cuidado del medio ambiente. Si bien los presupuestos son autónomos, entre todos suman $157.000 millones que están comprometidos en el proyecto hasta el año 2019.

Este propósito del Valle, que ya se refleja en la compra de predios para la reforestación y la siembra de 500.000 árboles, es ejemplo para Colombia. Y constituye un paso importante para recuperar los años perdidos y el daño ambiental hecho. Su éxito ahora dependerá de la continuidad que se le dé al plan, de asegurar los recursos necesarios, pero sobre todo de enseñar a los vallecaucanos que también tienen una responsabilidad en el cuidado de sus cuencas hidrográficas.

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