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Cataluña y España

Lo que queda es el diálogo y la realización de una consulta dentro de la Constitución que resuelva para siempre la relación que debe existir entre Cataluña y España.

1 de octubre de 2017 Por: Editorial .

Tras meses de confrontaciones institucionales que llevaron a la actuación de la Justicia, ayer tuvo lugar el intento por realizar el referendo sobre la separación de Cataluña. Fue un desafío a la legalidad que rige al país ibérico, y que refleja una inquietud causada por diferencias que no han sido resueltas.

El intento dejó cerca de setecientas personas heridas en confrontaciones con la Policía y los organismos de seguridad españoles, decididos a impedir lo que sin ninguna duda es un desconocimiento de las leyes que los mismos catalanes han aprobado en votaciones reiteradas.

Al otro lado estuvo el gobierno catalán y sus cuerpos de seguridad, los Mossos de Esquadra que se negaron a actuar como les pidió la Justicia nacional y les ordena la Constitución. Quienes pretendieron mostrar todo como una inocente protesta, son los causantes de hecho en el cual se puso en duda el respeto por la ley como árbitro supremo de las diferencias. Allí está el origen de los centenares de lesionados y de la actuación de la Policía en cumplimento de mandatos judiciales.

Aunque es posible que ahora el gobierno de España no haya escuchado la demanda de los promotores de la secesión para realizar la consulta, lo cierto es que esa pregunta ha sido hecha en más de treinta oportunidades. Y en todas, la respuesta ha sido negativa. Aunque por estrecho margen, las mayorías de los votantes han expresado su voluntad de seguir siendo parte de España.

¿Por qué entonces el empeño liderado por sus gobernantes de conseguir como sea la separación? En ello influye la reiterada consideración de que Cataluña no es tratada con las consideraciones que merece, ni su capacidad económica y su aporte a la economía española son devueltos en la misma proporción al país catalán. Pero también existe un deseo de autonomía que tiene raíces populistas indiscutibles.

Todo eso contrasta con la posición del Gobierno central dirigido por Mariano Rajoy, respaldado por la Justicia española y por las instituciones democráticas. Además la gran mayoría de España ha expresado su apoyo a la unión de su país, aunque en muchos sectores se hace énfasis en la necesidad de un diálogo sobre más autonomías a las regiones que durante siglos conforman la nación conocida como España.

Según lo que se conoce, el resultado del referendo como tal será imposible de contabilizar puesto que las acciones del Estado español impidieron la posibilidad de tener un censo y una organización que garantizara la realización de una consulta realmente democrática. Por eso no se sabrá si existe una mayoría a favor o en contra de la separación, ni se podrá conocer la verdad del sentimiento que tiene el pueblo catalán con respecto a su independencia.

Pero queda una gran cicatriz en el corazón de esa España que ha construido su grandeza en el respeto a la diversidad y en el respaldo a la democracia luego de una cruenta guerra civil y de una dictadura de cinco décadas. Lo que queda es el diálogo y la realización de una consulta dentro de la Constitución que resuelva para siempre la relación que debe existir entre Cataluña y España.

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