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Cantos de sirena

"...el país volverá a escuchar las declaraciones que pretenden reconocer en esa liberación de secuestrados un gesto de buena voluntad de los secuestradores que abre de manera casi automática las puertas para una negociación de paz".

1 de febrero de 2011 Por:

"...el país volverá a escuchar las declaraciones que pretenden reconocer en esa liberación de secuestrados un gesto de buena voluntad de los secuestradores que abre de manera casi automática las puertas para una negociación de paz".

Quince días más, y no los anunciados por la ex senadora Piedad Córdoba, se tardará la liberación de los cinco secuestrados que a ella le fueron ofrecidos por las Farc como un “gesto humanitario”. Con lo cual se completarán casi tres meses desde que se anunció esa liberación, a finales de noviembre del 2010.La rectificación la debió realizar la Cruz Roja Internacional, al hacer la cuenta del tiempo que tomará ir a tres sitios distintos, Villavicencio, Florencia e Ibagué, y recoger a las víctimas. Algunos pensarán que no importan unos días de más con tal de devolverles la libertad a los secuestrados. Otros, como el grupo de ‘Colombianos y Colombianas por la Paz’ del cual la ex senadora es su ‘lideresa’, tendrán más tiempo para aprovecharlo en el protagonismo que les otorga la atención y la solidaridad de los colombianos con las víctimas del más execrable atentado contra los Derechos Humanos. Atentado que por lo demás no parece merecer la descalificación de esos ilustres intelectuales.Y el país volverá a escuchar las declaraciones que pretenden reconocer en esa liberación un gesto de buena voluntad de los secuestradores que abre de manera casi automática las puertas para una negociación de paz. Nada extraño que eso ocurra, puesto que la ex senadora Córdoba ya desistió de las descalificaciones que le aplicó al hoy presidente Juan Manuel Santos cuando era ministro de Defensa. Ahora, ella siente que Santos es el Presidente de la Paz. Empezará entonces una nueva ofensiva para crear una agenda en la que se le reconozca al grupo guerrillero un supuesto carácter político, y se le retire la característica de grupo terrorista con la cual se conoce en gran parte de la comunidad internacional. Atrás quedarán los reclamos para que liberen a los demás secuestrados, y para que expliquen por qué no liberan a seres humanos que llevan trece años de secuestro en sus manos, como es el caso del sargento José Libio Martínez. Se iniciará también el esfuerzo por mostrar a las Farc en un plano de igualdad con el Estado, a pesar de su crueldad, de su olímpico desconocimiento del Derecho Internacional Humanitario y de los Derechos Humanos de sus miles de víctimas. Y se tratará de minimizar los efectos que en su estructura delictiva han causado la voluntad de la Fuerza Pública, de los gobiernos y de los colombianos por impedir que sigan destruyendo al país con su violencia.Todo eso es lo que explica por qué las Farc nunca han aceptado o promovido una negociación seria para terminar con el horror del secuestro y devolver a sus víctimas. Y demuestra de nuevo que para ese grupo, la palabra negociación significa la posibilidad de fortalecer su maquinaria de guerra, o recuperarse de las pérdidas que les ha infligido la política de seguridad democrática y el rechazo unánime de la Nación contra sus procederes criminales. Ojalá, el Gobierno Nacional no se deje llevar por los cantos de sirena de quienes pretenden desconocer el rechazo del pueblo colombiano al terrorismo, el narcotráfico y los abusos de la guerrilla.

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