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¿Cambio en Venezuela?

"Infortunadamente, aquello de democracia en Venezuela es una fachada que cubre los abusos del poder. Y ahora, cuando Chávez y su séquito sienten la cercanía de una derrota, arrecian el uso de la fuerza y la coerción para atemorizar a los partidarios del cambio..."

2 de octubre de 2012 Por:

"Infortunadamente, aquello de democracia en Venezuela es una fachada que cubre los abusos del poder. Y ahora, cuando Chávez y su séquito sienten la cercanía de una derrota, arrecian el uso de la fuerza y la coerción para atemorizar a los partidarios del cambio..."

El pasado domingo, centenares de miles de venezolanos salieron a la Avenida Bolívar de caracas para demostrar su fervoroso apoyo a la candidatura de Henrique Capriles Radonski, la opción más real de los últimos tiempos para terminar con el régimen de Hugo Chávez y su interés por perpetrarse en la Presidencia de su Nación. El próximo domingo, Venezuela irá a las urnas para realizar lo que puede ser un hecho histórico: acabar con el imperio del chavismo y la boliburguesía que se apoderó del Estado, poniéndolo al servicio de una causa extraña a la democracia que con gran esfuerzo trató de conservar desde el momento en que derrocó al dictador Marcos Pérez Jiménez, en 1958. Para ello se inscribió un joven pero curtido dirigente público, que desde cargos como la Gobernación del Estado Miranda, el más populoso de su país, ha desplegado sus capacidades como administrador y gobernante. Al frente tendrá a Hugo Chávez Frías, quien en sus 12 años como mandatario ha demostrado cómo se puede usar el populismo para destruir las posibilidades de progreso de una Nación. Y de qué manera se pueden usar los recursos públicos generados por la riqueza petrolera de Venezuela para alimentar la cauda de sus interesados seguidores y dividir a los venezolanos, mientras la ineptitud y la corrupción asfixian la vida de su país y la violencia se convierte en mortal e incontrolable enemigo de la vida civilizada. Si las condiciones fueran normales, podría decirse que Capriles Radonski tiene todos los atributos para producir el relevo natural en cualquier sistema verdaderamente democrático. Es joven, sano, con ideas y trayectoria. Su campaña reúne a todas las corrientes que se oponen a la continuidad de un régimen nocivo que usa el poder Ejecutivo para adueñarse de la riqueza, el Legislativo para autorizar la dictadura y el Judicial como instrumento para prohijar la corrupción y silenciar a la oposición. Infortunadamente, aquello de democracia en Venezuela es una fachada que cubre los abusos del poder. Y ahora, cuando Chávez y su séquito sienten la cercanía de una derrota, arrecian el uso de la fuerza y la coerción para atemorizar a los partidarios del cambio, ya sea obstaculizando la llegada del candidato de la oposición a muchos sitios del país, ya mandando pistoleros que asesinan a sus partidarios. Y abusan de los medios de comunicación, estableciendo cadenas eternas que mantienen al aire la imagen de Chávez y silencian a Capriles. El próximo domingo se verá si el candidato cuyo eslogan es “Hay un camino” podrá derrotar la hegemonía del chavismo y su obsesión por perpetuar el régimen. Se teme que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, en manos del régimen como todos los poderes públicos, no sea imparcial. Y que la fuerza y la violencia sean los argumentos de las organizaciones paraestatales del gobierno, para impedir la derrota que hoy parece posible. En caso de lograrlo Henrique Capriles Radonski habrá conseguido cambiar el destino de su Nación, hoy capturado por el abuso y la división que sembró el que hace 12 años prometió un país mejor para los venezolanos.

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