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Cambio en la Metropolitana

"nada puede ser más equivocado que atribuirle a la Policía Metropolitana la responsabilidad de las estadísticas. Eso sería repetir el eterno error de reducir el problema de la violencia en Cali a un asunto policial, ignorando los grandes vacíos que producen las limitaciones del Estado en su conjunto y el deterioro que generan en la seguridad de la ciudad".

3 de octubre de 2013 Por:

"nada puede ser más equivocado que atribuirle a la Policía Metropolitana la responsabilidad de las estadísticas. Eso sería repetir el eterno error de reducir el problema de la violencia en Cali a un asunto policial, ignorando los grandes vacíos que producen las limitaciones del Estado en su conjunto y el deterioro que generan en la seguridad de la ciudad".

Hoy se cumplirá el relevo en el comando de la Policía Metropolitana de Cali. Ante la persistente violencia en la ciudad, el cambio debe aprovecharse para revisar y ajustar la política que el Estado en su conjunto ha aplicado para prevenir sus orígenes y perseguir a los causantes del dolor de cabeza en que se ha convertido el índice de homicidios en la capital vallecaucana.El ambiente que rodeó la decisión de cambiar al Comandante hace pensar que al general Fabio Alejandro Castañeda se le cobró el que en Cali se presenten más de 70 homicidios por cada cien mil habitantes, manteniendo a la ciudad en la cumbre de las estadísticas más negativas. Así lo dio a entender el presidente Juan Manuel Santos con su discurso del pasado 20 de septiembre, y lo ratificaron el Ministro de Defensa y el nuevo Director de la Policía Nacional. En todos los casos se escuchó el compromiso de combatir el crimen que amenaza a los caleños y crea un clima de intranquilidad en la sociedad.No obstante, la salida del general Castañeda no parece ser el mejor mensaje para la ciudadanía. Durante los casi dos años que permaneció en la ciudad, el Oficial se ganó la confianza y el aprecio de los caleños. Y nada puede ser más equivocado que atribuirle a la Policía Metropolitana la responsabilidad de las estadísticas. Eso sería repetir el eterno error de reducir el problema de la violencia en Cali a un asunto policial, ignorando los grandes vacíos que producen las limitaciones del Estado en su conjunto y el deterioro que generan en la seguridad de la ciudad. Lo primero que parece olvidarse es que Cali es el reflejo de las múltiples formas de delincuencia que existen en el suroccidente colombiano. Esa característica demanda muchos más recursos tanto del Municipio como del Gobierno Nacional. Si bien la inversión ha aumentado en forma apreciable, las estadísticas de muertes violentas demuestran que no son suficientes. La complejidad de fenómenos como la delincuencia juvenil o el surgimiento de agrupaciones criminales son síntomas claros de que el problema no es solo policivo y la solución no puede encontrarse sin atacar sus causas. Esa característica de ser la ciudad más importante en la zona en la cual se concentran los más graves problemas sociales y de violencia en Colombia, ha llevado a Cali a ser el epicentro de una violencia de la cual han sido víctimas la propia Policía y los ciudadanos del común. Y frente a esa amenaza, la actuación de la Justicia es más que lamentable. No hay suficientes jueces e investigadores, las instalaciones son precarias, mientras los centros de reclusión padecen las peores condiciones, siendo focos donde se perfeccionan las más infames formas de criminalidad.En esas condiciones se produce el relevo número trece desde el 2001 en la Comandancia de la Metropolitana, a la cual llega hoy el coronel Hoover Penilla. A su cargo estará el responder por el compromiso que ha adquirido el Gobierno. Es de esperar que su presencia aquí se convierta en la oportunidad para cambiar el enfoque en el trato a la violencia que afecta a la ciudad.

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