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Assange,Correa y Ecuador

Así, Ecuador termina cuestionando la seriedad y rectitud de la justicia de Suecia y de Gran Bretaña, porque su presidente considera que se le están violando sus derechos a informar lo que a bien tenga. Por supuesto, ninguna consideración le merece a Correa el que los delitos de los cuales es acusado su protegido no tengan relación alguna con la libertad de prensa.

18 de agosto de 2012 Por:

Así, Ecuador termina cuestionando la seriedad y rectitud de la justicia de Suecia y de Gran Bretaña, porque su presidente considera que se le están violando sus derechos a informar lo que a bien tenga. Por supuesto, ninguna consideración le merece a Correa el que los delitos de los cuales es acusado su protegido no tengan relación alguna con la libertad de prensa.

Como por obra del destino, Julián Assange, el promotor del gran escándalo que generó la filtración a través del portal Wikileaks de miles de documentos secretos de la seguridad de los Estados Unidos, terminó unido con Rafael Correa, uno de los más cuestionados mandatarios por usar el poder para perseguir los medios de comunicación y la libertad de expresión de quienes no están de acuerdo con sus actuaciones.Y en medio de esa nueva alianza está Ecuador, país del cual Correa es Presidente, y que ahora está en el vórtice de la borrasca desatada a partir de la condena de la justicia de Suecia a Assange por un delito común, de su solicitud a la justicia de Gran Bretaña para la extradición del periodista australiano y del uso oportuno del derecho de asilo para evadir la medida que decretaron los jueces ingleses. Es decir, lo que se ha producido es otro escándalo, de mayores proporciones, que a no dudarlo tendrá repercusiones para la nación vecina. De pronto aparece Correa, y pretextando argumentos políticos como la posible extradición de Assange a los Estados Unidos donde según sus conjeturas puede ser condenado a la pena de muerte, involucra a su país en el asunto. Así, Ecuador termina cuestionando la seriedad y rectitud de la justicia de Suecia y de Gran Bretaña, porque su presidente considera que se le están violando sus derechos a informar lo que a bien tenga. Por supuesto, ninguna consideración le merece a Correa el que los delitos de los cuales es acusado su protegido no tengan relación alguna con la libertad de prensa. Es que al presidente ecuatoriano sólo le interesa aprovechar la oportunidad, o mejor el escándalo, para limpiar los manchones que en su pretendida reputación de defensor de la libertad le generan las persecuciones que emprendió contra la prensa ecuatoriana que no es adepta a sus dictámenes. Por eso se le olvida que su gobierno se negó a entregarle los salvoconductos al director del diario El Universo de Guayaquil, cuando Panamá le otorgó el asilo para protegerlo de la persecución oficial. Como trata de desviar el debate que vive el Ecuador por la constante persecución al periodismo independiente, al que ahora pretende asfixiar prohibiendo a las entidades públicas que hagan publicidad en los medios que critiquen su régimen.Sin duda, la solicitud del creador de Wikileaks le cayó de perlas a Correa. Y aprovechando la equivocación de la diplomacia británica que amenazó con tomar por la fuerza la embajada del Ecuador, el también aspirante a la reelección se envolvió en la bandera de las libertades que él persigue cuando lo acusan, para ordenar la concesión del asilo. Y para tratar de crear un conflicto internacional en el cual pretende involucrar al resto de países de América, llamando a reuniones urgentes de la OEA y la Unasur. Es así como Ecuador termina hundido en un escándalo sin precedentes, mientras su presidente trata de crear una imagen de defensor de las libertades. Qué consecuencias tendrá para la Nación ecuatoriana y para nuestro continente la unión de Correa y Assange a causa de su asilo, será motivo de preocupación para nuestros vecinos.

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