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Apuesta por el futuro

El mensaje que enviaron el Gobierno con la preparación y elaboración del presupuesto nacional para el 2020, y el Congreso con su aprobación rápida y sin mayores contratiempos, hacen confiar en que haya la confianza suficiente para salir adelante y superar una crisis imprevista y sorprendente que aún no termina.

22 de octubre de 2020 Por: Vicky Perea García

Como todos los años, el presupuesto nacional es la guía para entender el sentido que se le quiere dar a los recursos públicos, y hacia dónde pretende dirigir la economía. Esta vez, el mensaje que dieron el Gobierno Nacional y el Congreso de la República indica sin lugar a dudas el interés por reactivar al país luego de la crisis causada por la aparición del Covid-19.

La emergencia resultante de la parálisis de la actividad social se nota en todos los estamentos de nuestra sociedad, aunque el Gobierno ha realizado grandes esfuerzos por enfrentar la crisis que padecen muchos sectores productivos de servicios. También es evidente que el empleo y el ingreso de millones de familias han sufrido un descalabro ante el cual se han aumentado de manera rápida y efectiva los apoyos, subsidios y nuevos programas dirigidos a atender lo que sin duda es la crisis más grave de Colombia en el último siglo.

El resultado es que nuestra economía caerá en cerca de un 8% al finalizar el 2020, el desempleo ha llegado a superar el 20% de la fuerza laboral y la pobreza está golpeando muchos hogares. De igual manera, la empresa privada, la clave de nuestro progreso del desarrollo, ha recibido un impacto que ha podido superar en parte con los apoyos financieros que el Gobierno ha creado para darle liquidez y permitirle mantenerse a flote mientras se supera el huracán que se abatió contra la actividad económica mundial, y del cual no se salvó Colombia.

Frente a ese desafío, el presupuesto aprobado esta semana es la primera clave para conocer hacia dónde se dirige el Estado en su propósito de reactivar la economía y de volver hasta donde sea posible a los niveles de confort que existían antes de marzo 20. Por ello se explica que su monto total, $314 billones de pesos, sea superior en el 19,2% con respecto al del presente año. Más endeudamiento público, reprogramación del servicio de la deuda y crecimiento en la inversión hasta llevarla a los $58,5 billones, cifra superior en un 35% a la incluida en el presupuesto del 2020.

Es pues un mensaje claro del compromiso con la recuperación del crecimiento económico y una bocanada de oxígeno para superar la emergencia causada por la pandemia, la que aún no termina. Además, de apoyar con recursos inmediatos a más de tres millones de colombianos que nunca habían recibido la subvención oficial y de crecer el rubro destinado a la educación, ubicándola de nuevo como el primer renglón en el gasto con $47 billones, por encima de la seguridad que llegará los $39 billones.

Pero también es una apuesta con alto grado de riesgo, pues pretende que la reactivación que de ella surge se revivan los ingresos oficiales a los niveles que se requieren para evitar el crecimiento del déficit fiscal a una escala que amenace la confianza en Colombia. Por ello, el mensaje que enviaron el Gobierno con la preparación y elaboración del presupuesto nacional para el 2020, y el Congreso con su aprobación rápida y sin mayores contratiempos, hacen confiar en que haya la confianza suficiente para salir adelante y superar una crisis imprevista y sorprendente que aún no termina.

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