El pais
SUSCRÍBETE

Apoyo a los cafeteros

"En medio del oscuro panorama de la industria cafetera, el crecimiento sostenido de la producción indica que, así como parecen quedar atrás los estragos causados por el fenómeno climático de la Niña, también están dando resultados los programas que han llevado a renovar 460.000 hectáreas. Eso de por sí demuestra el compromiso de los cafeteros en mantener la industria a pesar de factores que como la escasez de mano de obra y el encarecimiento de sus insumos afectan la rentabilidad del negocio".

8 de febrero de 2013 Por:

"En medio del oscuro panorama de la industria cafetera, el crecimiento sostenido de la producción indica que, así como parecen quedar atrás los estragos causados por el fenómeno climático de la Niña, también están dando resultados los programas que han llevado a renovar 460.000 hectáreas. Eso de por sí demuestra el compromiso de los cafeteros en mantener la industria a pesar de factores que como la escasez de mano de obra y el encarecimiento de sus insumos afectan la rentabilidad del negocio".

El acuerdo por la prosperidad que realizó el presidente Juan Manuel Santos fue un buen intento por conjurar la posibilidad del paro que importantes sectores del gremio cafetero anunciaron para el próximo 25 de febrero. Pero también fue una oportunidad para revisar las causas por las cuales el cultivo y la industria otrora bases de la economía colombiana hoy están amenazados por factores que no parecen ser de su resorte. Por supuesto, el fondo del problema está en las dificultades que le genera al café la revaluación del peso frente al dólar, secuela de la enfermedad holandesa que está experimentando Colombia y golpea sin clemencia a muchos sectores de la producción. Además, la renovación de los cafetales y las consecuencias del mal clima se juntaron para afectar la producción y la productividad, llevando la industria a una situación en la cual no fue posible aprovechar en su plenitud la bonanza que experimentó el café en los mercados internacionales durante dos años. Ahora, la situación es tan grave que el presidente Santos se comprometió a garantizar el mantenimiento del subsidio de $60.000 por carga, mientras el precio de compra esté por debajo de los $650.000. Además, anunció la refinanciación de los créditos que por $220.000 millones tienen los cafeteros con los bancos. De otra parte el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario, Finagro, ofreció recursos por $470.000 millones dirigidos a la adquisición de fertilizantes y la capitalización rural, mientras se comprometió a apoyar hasta en un 40% los programas para renovar 110.000 hectáreas durante el 2013. Sin duda, ese es un amplio respaldo del Gobierno al café, cultivo del cual dependen más de 500.000 familias colombianas desperdigadas por toda la geografía nacional. En medio del oscuro panorama de la industria cafetera, el crecimiento sostenido de la producción indica que, así como parecen quedar atrás los estragos causados por el fenómeno climático de la Niña, también están dando resultados los programas que han llevado a renovar 460.000 hectáreas. Eso de por sí demuestra el compromiso de los cafeteros en mantener la industria a pesar de factores que como la escasez de mano de obra y el encarecimiento de sus insumos afectan la rentabilidad del negocio.Ante tal esfuerzo no parece aconsejable que se insista en realizar el paro anunciado para el próximo 25 de febrero. Pero sí es necesario que el país entienda las dificultades que están atravesando los caficultores y, sobre todo, el impacto que puede tener una crisis de mayor profundidad en el tejido social de la Nación. Es que los productores de café han demostrado hasta la saciedad que están perdiendo en un negocio al cual no se le ve futuro mientras las condiciones no cambien.Lo cual incluye atender a las alertas que economistas de importancia y reconocimiento han prendido acerca de la llamada enfermedad y los estragos que causa en los sectores manufactureros y agrícolas del país. Esa es una realidad que debe ser considerada como corresponde, y cuyos estragos no se resuelven sólo apelando a los subsidios que pueden otorgarse cuando las finanzas estatales están boyantes, como ocurre en Colombia.

AHORA EN Editorial