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América y la dictadura

Los pasados lunes y martes se celebró una asamblea de cancilleres de la Organización de Estados Americanos, OEA, para analizar la situación de Venezuela y tratar de imponer sanciones a la dictadura que encabeza Nicolás Maduro.

7 de junio de 2018 Por: Editorial .

Los pasados lunes y martes se celebró una asamblea de cancilleres de la Organización de Estados Americanos, OEA, para analizar la situación de Venezuela y tratar de imponer sanciones a la dictadura que encabeza Nicolás Maduro. Aunque no se llegó a imponer la sanción máxima, la reunión mostró la decisión de la mayoría del Continente de actuar contra lo que se ha convertido en la peor tragedia que haya vivido el pueblo venezolano en su historia.

La Asamblea recibió la solicitud para suspender a ese país de la OEA, en aplicación de la Carta Democrática que sus miembros aprobaron en el 2001, en Lima. Es la respuesta categórica a lo que tiene todas las características de un desafío contra las libertades en esa nación, gobernada por un círculo respaldado por las fuerzas militares que se apoderó del Estado y reprime a los disidentes, permite la violencia para silenciar a la oposición y ha causado además la ruina económica y social de uno de los países con mayores posibilidades de progreso.

Esa es la realidad que padece Venezuela, y a la cual debe responder la comunidad internacional. Más aún, es un deber moral del Continente que demuestra el compromiso de erradicar las dictaduras totalitarias basadas en el terror y vinculadas con la delincuencia. Aunque no se logró reunir los 24 votos que conforman la mayoría que se requiere para tomar esa decisión, el que 19 de los 33 países la hayan votado y once más se hayan abstenido demuestra que en general América rechaza los atropellos que comete el gobierno encabezado por Nicolás Maduro.

Gran parte de ese resultado se debe a la manera en que la dictadura venezolana ha comprado la voluntad de varios de sus vecinos mediante el regalo de petróleo o de toda clase de prebendas. Son recursos que deberían estar dedicados a atender la enorme tragedia humanitaria que le han producido a sus compatriotas, y que además de los graves problemas que se viven en ese país se expresa en la increíble diáspora de venezolanos, más de cuatro millones que han abandonado su patria para buscar abrigo, alimentos, y dignidad.

Si bien no se logró sacar adelante la suspensión, debe destacarse que esa mayoría aprobó una resolución que declara ilegítimo el remedo de elecciones que realizó el régimen el pasado 20 de mayo. Ese paso hunde aún más en el aislamiento a quienes se apropiaron de la riqueza nacional y utilizan toda clase de instrumentos para atemorizar a sus ciudadanos, incluida la violencia, el patrocinio de bandas paramilitares y la asociación con grupos de narcotráfico.

Ese paso ha sido una demostración de voluntad de la mayoría de los gobiernos del Continente para ayudar a los venezolanos en su reclamo contra el terror y amoralidad que impera en su país, llevándolo a niveles de postración jamás imaginados en la nación con mayores reservas petroleras del mundo. No importa que Maduro haya solicitado su retiro para evitar las sanciones, o que use el hidrocarburo para comprar respaldos: América debe seguir actuando para rescatar la libertad, la democracia y devolverle Venezuela a los venezolanos.

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