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Alertas ambientales

Pocas dudas quedan, ante ese panorama de la devastación que ocasionan los fenómenos naturales, que junto a los cambios y a la transformación de un planeta y un universo que evolucionan como organismos vivos que son, está la mano del hombre.

28 de diciembre de 2013 Por:

Pocas dudas quedan, ante ese panorama de la devastación que ocasionan los fenómenos naturales, que junto a los cambios y a la transformación de un planeta y un universo que evolucionan como organismos vivos que son, está la mano del hombre.

Haiyán, Ingrid, Manuel, Moore, Fernand, Whipa, Utor... La lista de nombres relacionados con las mayores tragedias que vivió la humanidad en este 2013 es larga. Todos ligados a desastres naturales de fuerza cada vez mayor, que dejan devastación, muerte y pobreza. Fenómenos impredecibles e imparables, que llevan a reflexionar hasta dónde la intervención que la humanidad está haciendo al medio ambiente ha incrementado su fuerza destructiva. Desde el comienzo de este año el planeta ha sido azotado por catástrofes que han dejado miles de muertos, millones de damnificados y pérdidas incalculables. Ningún continente se ha salvado de su fuerza devastadora. En la India las inundaciones de junio provocaron la muerte a 10.000 personas, casi la misma cifra que arrojó el tifón Haiyán en Filipinas, calificado como el de mayor potencia en la historia de la humanidad.A ellos se suman las tormentas tropicales de septiembre en México, asolada por sus dos costas en la misma semana, o los 81 tornados simultáneos en el centro de Estados Unidos, entre ellos Moore, cuya fuerza se calculó en ocho veces la bomba atómica de Hiroshima. Incendios que duraron semanas en Australia y el oeste de Estados Unidos, terremotos en Europa y Asia, uno de ellos provocó el surgimiento de una nueva isla en Pakistán. Son apenas unos ejemplos de lo que está sucediendo en el planeta.Pocas dudas quedan, ante ese panorama de la devastación que ocasionan los fenómenos naturales, que junto a los cambios y a la transformación de un planeta y un universo que evolucionan como organismos vivos que son, está la mano del hombre. El mismo que parece inconsciente aún de que cada centímetro que afecta del medio ambiente, cada milímetro que ayuda a abrirle al boquete de la capa de ozono se traduce en un mayor calentamiento de la Tierra, en mayor contaminación ambiental.Y aún hay quienes se preguntan por qué las temperaturas suben un grado centígrado cada década, o cuál es la razón para que los inviernos sean hoy más fríos que 20 años atrás. O por qué en ciudades como Cali el clima se ha vuelto 'loco' con lluvias en la temporada más seca del año, noches heladas en las que baja hasta los 10 grados el termómetro y medios días ardientes de hasta 38 grados centígrados en pleno invierno.Esa rueda que gira sin control es en buena parte consecuencia de haber convertido a un planeta lleno de vida en basurero y centro de la indiferencia. Y pocos resultados parecen arrojar las políticas internacionales de protección ambiental, más cuando no son ratificadas por las naciones más prósperas y más depredadoras de los recursos naturales. Disminuir los efectos que causa la incontrolable fuerza de los desastres naturales, y hacer algo para defender al mundo de sus consecuencias letales, requiere de mucho más que protocolos y acuerdos que se quedan en el papel. Se necesita de voluntad e interés de los Estados y del compromiso de las comunidades. Los fenómenos de la naturaleza son imparables e incontrolables, pero en las manos de los seres humanos está reducir sus efectos devastadores y proteger a la población más vulnerable.

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