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Alerta roja

Como ocurre con la llegada de las épocas invernales, el Valle vuelve a ser objeto de alarmas producidas por el riesgo que significa los desbordamientos de sus ríos.

22 de marzo de 2017 Por: Editorial .

Como ocurre con la llegada de las épocas invernales, el Valle vuelve a ser objeto de alarmas producidas por el riesgo que significa los desbordamientos de sus ríos. Esta vez el Instituto de Hidrología, Meteorología y estudios ambientales, Ideam, prende las alarmas sobre posibles avalanchas y tragedias ocasionadas por seis afluentes que nacen en sus cordilleras y que desembocan en el Cauca.

Según el Director del Instituto, la situación es producto del incremento en las lluvias sobre la región que en marzo, un mes antes de la temporada invernal, superan hasta en el 30% los registros históricos, por lo cual los suelos presentan saturaciones que pueden llevar a deslaves de consecuencias catastróficas para el campo y para los cascos urbanos. Por ello, los ríos Nima y Palmira, Frayle, Tuluá, Guadalajara, y el Dagua en la Cordillera Occidental, han sido declarados en alerta roja.

De hecho, ya el Nima tuvo su primera avalancha, producto de un represamiento originado en la palizada que ocasionaron los derrumbes en la parte alta de su nacimiento. Y las veredas y corregimientos de Tuluá a la altura de Puerto Frazadas empiezan a experimentar deslizamientos que obstaculizan sus vías y amenazan las viviendas del sector. Igual puede decirse de las emergencias que están experimentando muchas veredas y corregimientos a causa de un fenómeno inevitable, que compromete la seguridad y golpea su modo de vida.

Capítulo aparte merece el Cauca que si bien ha rebajado su nivel, aún presenta un estado crítico, por lo cual se esperan inundaciones en su recorrido por el Valle como ha sucedido con frecuencia en el pasado reciente. Con ello, Cali correrá el riesgo de quedarse sin agua potable, además de despertarse la preocupación sobre la capacidad del jarillón que protege al casco urbano de la ciudad. Pero el resto del departamento está expuesto a inundaciones cuando el Cauca reciba las aguas que aportan sus afluentes.

El panorama es preocupante y obliga a reclamar de las autoridades departamentales y municipales la vigilancia de los ríos, la atención a los damnificados y la preparación para impedir que se presenten tragedias en términos de vidas humanas. Más aún cuando la época de lluvias se acentúa en los meses de abril y mayo, haciendo crecer los temores sobre lo que pueda ocurrir.

Por ahora hay que activar los operativos de alerta y los preparativos para atender las eventualidades que puedan presentarse, aclarando que el riesgo existe en todos los cuarenta y dos municipios que conforman el departamento. Sin embargo, también es el momento para reconocer que la depredación y la destrucción de las cuencas de esos seis ríos es causa principal de la emergencia que decretó el Ideam.

Y de replantear el papel que desempeña la CVC. Ante lo que está sucediendo, esa corporación ya no puede ser sólo la autoridad ambiental que emite licencias y sanciona a los infractores como lo ordena la ley. Ahora debe recuperar el papel que tuvo en sus orígenes como promotora y ejecutora de los planes para hacer del Valle un sitio seguro para el progreso de sus habitantes.

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