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Alerta en Buenaventura

Esas denuncias, así como los cinco asesinatos y los heridos que se relacionan en el documento, demuestran que el control de Buenaventura todavía no está totalmente en manos de la Fuerza Pública. Que bandas criminales como La Empresa y el Clan Úsuga, asociadas al accionar de las Farc y el narcotráfico, siguen sembrando zozobra entre la población, aprovechando cualquier descuido para revivir el terror.

31 de julio de 2015 Por:

Esas denuncias, así como los cinco asesinatos y los heridos que se relacionan en el documento, demuestran que el control de Buenaventura todavía no está totalmente en manos de la Fuerza Pública. Que bandas criminales como La Empresa y el Clan Úsuga, asociadas al accionar de las Farc y el narcotráfico, siguen sembrando zozobra entre la población, aprovechando cualquier descuido para revivir el terror.

La reducción de hasta el 70 % de los homicidios en Buenaventura durante el primer semestre fue una noticia que produjo alivio a su población, al Valle del Cauca y a Colombia. Un logro que fue resultado del esfuerzo conjunto de la Fuerza Pública, los organismos de investigación y la ciudadanía, que perdió el miedo a denunciar y a colaborar con las autoridades.Pero esa conquista de tranquilidad y seguridad para los habitantes del puerto sobre el Pacífico no puede ser flor de un día. La ciudad, el departamento y el país deben atender la voz de alerta que esta semana lanzó la Diócesis de Buenaventura, que de la mano de monseñor Héctor Epalza ha liderado una estoica cruzada contra la violencia en ese municipio.“No queremos ser aves de mal agüero, pero los acontecimientos y las dinámicas que se están dando en los barrios demuestran que la situación de Buenaventura, en materia de homicidios y de balaceras, puede volver a tomar las dimensiones de violencia como en otros tiempos no muy lejanos”, dice un comunicado de la Comisión Diocesana. Y agrega que teme que los enfrentamientos entre grupos y muertes violentas vuelvan a ser parte del diario vivir en la ciudad.Esas denuncias, así como los cinco asesinatos y los heridos que se relacionan en el documento, demuestran que el control de Buenaventura todavía no está totalmente en manos de la Fuerza Pública. Que bandas criminales como La Empresa y el Clan Úsuga, asociadas al accionar de las Farc y el narcotráfico, siguen sembrando zozobra entre la población, aprovechando cualquier descuido para revivir el terror.Entonces es necesario que el Estado no quite su mirada del puerto por donde salió el 33 % de las exportaciones que hizo Colombia el año pasado y por donde entró el 49,6 % de las importaciones que llegaron al país en el mismo lapso. Porque alrededor de ese terminal marítimo que le genera tantos dividendos a la Nación continúan habitando la pobreza y la desigualdad que debían acabarse con el Plan Pacífico anunciado por el Gobierno central a comienzos de 2014.Y no se trata de decir que no se ha hecho nada. Pero sin duda ha sido mayor el éxito alcanzado en el componente de seguridad de ese Plan, que en el social, dado cuestiones como el escaso acceso a la educación y la demora en el nombramiento de jueces, que siguen sin resolverse y que también son fundamentales para que Buenaventura salga adelante.De ahí la importancia de que se trabaje con más ahínco en ese frente social y que no se baje la guardia en la lucha contra el accionar de la guerrilla y contra otros grupos delincuenciales que insisten en utilizar el puerto vallecaucano como punta de lanza para sus exportaciones ilícitas.Los bonaverenses no quieren repetir la historia que los sacudió en años anteriores, haciéndolos protagonistas de las peores noticias y los más graves delitos de lesa humanidad. Para eso necesitan que la Fuerza Pública no desista en su propósito de devolverles la seguridad y que el Estado recupere el dominio que el narcotráfico amenaza con volver a robarle en Buenaventura.

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