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Agua para todos

Más allá de quién o cómo se consigan los recursos para brindar agua limpia a toda la población, se necesitan decisiones que se apliquen de forma inmediata y que estén pensadas a futuro. La preservación de los recursos naturales debe ser para todas la naciones una prioridad al momento de considerar sus políticas de acceso al agua potable.

17 de marzo de 2012 Por:

Más allá de quién o cómo se consigan los recursos para brindar agua limpia a toda la población, se necesitan decisiones que se apliquen de forma inmediata y que estén pensadas a futuro. La preservación de los recursos naturales debe ser para todas la naciones una prioridad al momento de considerar sus políticas de acceso al agua potable.

La noticia es buena: en los últimos 20 años dos mil millones de personas más en el mundo han tenido acceso al agua limpia. Así se cumple con antelación uno los Objetivos del Milenio que buscaba, antes del 2015, reducir a la mitad el número de seres humanos que no contaban con ese servicio básico. Pero la tarea no se completará hasta tanto los 800 millones que carecen aún de agua potable obtengan ese derecho y hasta cuando se les asegure su acceso a las 3.000 millones de personas más que poblarán el planeta en los próximos 40 años.De cómo hacerlo se preocupó esta semana el Foro Mundial del Agua celebrado en Marsella, Francia, en el que participaron representantes de 140 naciones. La Declaración emanada de la reunión plantea a los Estados el reto de crear políticas coherentes y una planificación estratégica, sostenible y financieramente posible para garantizar a largo plazo el agua para todos. Permitir la inversión particular o las financiaciones multilaterales generó grandes discusiones. Países como Bolivia y algunas ONG piensan que la declaración significa un retroceso porque no reconoce de forma explícita el derecho al agua y al saneamiento básico tal como lo declaró la Asamblea General de la ONU en el 2010, y abre las puertas para que su suministro se convierta en un negocio y muchos no puedan acceder a él.Aunque la preocupación es válida, se deja de lado el problema real. Más allá de quién o cómo se consigan los recursos para brindar agua limpia a toda la población, se necesitan decisiones que se apliquen de forma inmediata y que estén pensadas a futuro. La preservación de los recursos naturales debe ser para todas la naciones una prioridad al momento de considerar sus políticas de acceso al agua potable. Tanto como la educación de la sociedad para que sea partícipe activa de cuidar el medio ambiente y el planeta. Con el crecimiento población que se dará hasta el año 2050, es indispensable saber cómo se asegurará que el mundo tenga fuentes y reservas hídricas suficientes para atender a los 10.000 millones de personas que habrá entonces. No será sólo la demanda de agua limpia para la población, también habrá más requerimientos de energía y de fuentes para la producción agrícola y para la industria. Por eso hay que pensar en bienestar para la gente y también en desarrollo económico al momento de definir dichas políticas.Colombia, donde hoy el 97% de la población tiene acceso al agua potable y una cobertura cercana al 87% en saneamiento básico, tiene un reto y una responsabilidad con su población y con la humanidad por ser uno de los países con mayor riqueza hídrica del planeta. Si bien las políticas adoptadas en las últimas dos décadas han ayudado en la preservación y sostenibilidad ambiental, aún están en riesgo sus bosques y páramos donde nace el 70% de sus fuentes hídricas. Como dice la declaración hecha en Marsella, “el agua es un factor clave para la paz y la estabilidad del mundo”, y por eso se necesitan políticas estatales coherentes, efectivas y que involucren a todos los sectores, incluido el privado.

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