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Acuerdo nuclear: todo y nada

"Del optimismo desbordante al franco pesimismo. En ese espectro se mueven los ánimos, tras el anuncio del primer paso hacia un acuerdo nuclear entre Estados Unidos, las cinco potencias e Irán".

6 de abril de 2015 Por:

"Del optimismo desbordante al franco pesimismo. En ese espectro se mueven los ánimos, tras el anuncio del primer paso hacia un acuerdo nuclear entre Estados Unidos, las cinco potencias e Irán".

Del optimismo desbordante al franco pesimismo. En ese espectro se mueven los ánimos, tras el anuncio del primer paso hacia un acuerdo nuclear entre Estados Unidos, las cinco potencias e Irán.En lo que sí no hay diferencias es en el hecho evidente de que lo más difícil está por venir. Y es que en los tres meses que restan para concretar el pacto a la vista, surgen grandes desafíos en este nuevo capítulo por la paz mundial.¿Cuánto se ha conseguido? Bastante. El solo hecho de haber puesto fin a más de 30 años de distanciamiento entre Estados Unidos e Irán es una conquista. Que sigue siendo parcial hasta cuando no se concrete esta suma de voluntades y además a la espera de que los sectores ultraconservadores en ambas naciones no sigan empeñados en atravesarse en el camino.Otro avance es el de los compromisos previstos. La reducción del 70% de las centrifugadoras (de unas 19.000 a 6.000) hace más improbable, y más lejana, la construcción de la bomba atómica por Irán. Y si el uranio enriquecido irá a parar una sola planta, la de Natanz, y otra cantidad de ese material terminará en el extranjero y/o diluido, se puede decir que Irán habla en serio.Al menos del lado de Hasan Rohaní, un hombre que desde cuando llegó al poder ha buscado recuperar la confianza del mundo, tras los ocho años de oscurantismo, represión y provocaciones de Mahmud Ahmadineyad, personaje cercano a regímenes como el de Hugo Chávez. El presidente Rohaní representa a millones de iraníes que aguardan con ilusión enterrar un pasado en el que se les ha estigmatizado como fundamentalistas y terroristas, a cuenta de las decisiones de esa autocracia que comienza a ver erosionado su poder por obra de una nueva y pacífica revolución ciudadana que clama apertura.La promesa de levantar las sanciones económicas a Irán es otra buena señal. Eso sí, tomando distancias. Sobre ese punto hay diversas interpretaciones en la república islámica. Unas, del entorno de Rohaní, apuntan a que se acordó la eliminación de “todas” las sanciones. Otras posturas hablan en cambio de una peligrosa “ambigüedad” en el texto. Matices estos que no serán menores a la hora de las definiciones en un medio de tanta convulsión como la que actualmente sacude ese país.¿Qué falta? Lo más complicado, que Barack Obama logre convencer a la región de que el pacto constituyen la mejor salida para todos, incluso para quienes parecen quedar a merced de Irán, que, de resultar las cosas, volverá de sus cenizas. Eso incluye a Israel, que dice tener sobradas razones para considerar que resurge una amenaza capaz de poner en riesgo su existencia. Temor que se extiende al inmenso universo árabe sunita, incapaz de creer que detrás de la repotenciación de Irán no hay una carta marcada por Teherán: la pretensión de una hegemonía chií, con todas sus consecuencias. En definitiva, son demasiadas piezas para armar un rompecabezas en plazo tan breve. Por ahora hay una luz, la de un eventual acuerdo. Pero falta mucho. Como en el caso colombiano, en el pacto nuclear nada está acordado hasta que todo esté acordado.

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