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Voces por la Amazonía

Mientras arden miles de hectáreas de bosque en Brasil, no hay mucho derecho a quejarse. Porque de eso mismo son tan responsables la comunidad internacional como los ciudadanos brasileños

25 de agosto de 2019 Por: Vicky Perea García

Mientras arden miles de hectáreas de bosque en Brasil, no hay mucho derecho a quejarse. Porque de eso mismo son tan responsables la comunidad internacional como los ciudadanos brasileños, no todos, pero sí muchos. Al fin y al cabo unos y otros sabían lo que iba a sobrevenir con Jair Bolsonaro en el poder y poco hicieron, o hicimos. Es más, el tipo llegó a la Presidencia en olor de multitudes y sin ninguna medida que lo pusiera en cintura desde un principio.

Ese mismo personaje advirtió en el desayuno cómo iba a ser el almuerzo. Dijo que iba a fundir el Ministerio del Medio Ambiente con el de Agricultura, con una persona al frente de ambas carteras definida “por el sector productivo”, es decir, al exclusivo servicio de este. Lo que equivale a la suma de la agroindustria y los despojadores de tierras, como lo denunció en su momento Eliane Brum, a quien vale la pena leer ahora más que nunca.

Y como candidato Bolsonaro dijo (siguiendo a Brum) que iba “a transformar las tierras indígenas y las áreas de conservación (principales barreras contra la devastación de la selva), en pasto para bueyes, plantaciones de soya y extracción mineral”. Y, además, que no habría “ni un centímetro más para tierras indígenas”, aparte de abrir la puerta para que se vendieran las que ya se les habían entregado. Y que iba a “limitar las multas ambientales”, con la advertencia al poder judicial de que “¡ningún fiscal canalla os va a poner recetas!”.

Ahora lo lamentamos, cuando ya no queda otra que comernos el marrón, mientras él insiste en pasar por encima de los derechos del planeta mismo. En el fondo, esta tragedia le importa mucho menos de lo que debería. Sus afanes, ya se sabe, son otros.

¿Y, bueno, cómo está nuestra Amazonía? Nada bien, si comprobamos que es objeto de una mayúscula deforestación que también resulta trágica. Lo he visto durante los últimos días en el departamento de Guaviare. Es urgente actuar ya y de manera drástica.

Aunque así como ese panorama de inmensos cementerios de bosques alerta y conmueve, hay que reconocer que en la región crece la conciencia de defender lo que aún está en pie. Por ello, encontrarse con que trece candidatos a las alcaldías de los cuatro municipios guaviarenses (la capital departamental y los otros tres: El Retorno, Calamar y Miraflores) dispuestos a defender los bosques y comprometidos a hacerlo en público, y con firma, es para quitarse el sombrero.

Más aún cuando ellos pertenezcan a los diversos sectores políticos de nuestro espectro partidista. Entre ellos hay candidatos tanto de la Unión Patriótica y el Polo como del Centro Democrático, pasando por La U, Cambio Radical, Partidos Liberal y Conservador, Colombia Justa Libres, entre otros; más, y eso si no es sorpresa, los indígenas.

Convocados por la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales, ellos, los trece, de quince que hay, asumieron el pasado miércoles 21 de agosto tres compromisos:

1. Conservar y proteger los bosques tropicales y actuar efectivamente en reducir la deforestación.

2. Generar estrategias y establecer en los planes de desarrollo, acciones encaminadas a impulsar modelos de desarrollo sostenible que integre el bosque amazónico y sus culturas como eje central en la identidad del territorio.

3. Disponer de recursos técnicos, humanos y financieros para la conservación y restauración del bosque, la biodiversidad y el agua, cumpliendo la normatividad establecida.

Aparte de un cuarto punto: se niegan a abrir opciones a la explotación de hidrocarburos en la región.

Un ejemplo que quizás no va trascender en los grandes medios. Da igual, porque, como dijo una candidata, “no esperemos que el centralismo haga lo que nosotros sí podemos y debemos hacer, defender aquí lo nuestro”. A hacerlo pues, como gobierno o como oposición.

Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

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